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«Los piezas» que encajan en el puzzle
209 menores infractores han conseguido un trabajo en 2011 gracias a cursos de reinserción. El 90% de los delincuentes juveniles madrileños no reincide. «La calle es muy mala», confiesan
MADRID- Antonio acaba de cumplir 18 años y actualmente ocupa una de las 21 plazas del centro de menores infractores Renasco. El nombre es ficticio, pero su historia no. Con 16 años cometió su primer delito y tuvo que cumplir un régimen de libertad vigilada de doce meses, pero volvió sobre sus pasos. Condenado a un internamiento en régimen semiabierto, fue a parar a uno de los nueve centros de menores que tiene la Comunidad de Madrid. En cuanto llegó, comprobó que un centro «no era lo que esperaba», o al menos, ese. A pesar de que considera que pasar por un centro de menores y no volver a delinquir «depende de cada persona», a él le sirvió de mucho la labor de los educadores.
Cada día se levanta a las 8 de la mañana, y después del aseo y el desayuno, sale hacia el barrio de Oporto, donde cursa un programa de inserción para menores de Energías Renovables que oferta la Comunidad. A la hora de comer, vuelve al centro, donde pasa el resto del día entretenido con las actividades que imparten los educadores. En Renasco, se imparten clases de pintura, carpintería, jardinería, mantenimiento y decoración. Además, los internos tienen la oportunidad de acudir al gimnasio del centro.
El pasado 13 de diciembre, Antonio recibía un diploma por el curso de Energías Renovables que calificaba su trabajo de sobresaliente. A pesar de que aún le quedan 22 meses de régimen semiabierto, ahora tiene claro que «la calle es muy mala» y su objetivo prioritario es conseguir un contrato de trabajo. Las paredes del centro no le agobian, «es más, aquí me echo unas risas», bromea. No quiere salir «para nada, si no es para aprovechar el tiempo».
Precisamente ésa es la labor de la Agencia para la Reeducación y Reinserción de Menores Infractores (ARRMI), que depende de la Consejería de Presidencia y Justicia de la Comunidad. Desde 2004 ejecuta las medidas judiciales a menores infractores mayores de 16 años, y pone a su disposición una amplia variedad de programas educativos, de inserción laboral o cursos de formación. Así se explica que Madrid sea la ciudad con menor tasa de menores infractores, y que 209 de ellos hayan conseguido un empleo durante este año. En cuanto ingresan en el centro, se les asigna un psicólogo que evalúa sus aptitudes, actitudes y capacidades. Luis Maurobagoitia, subdirector del centro Renasco, considera «esencial» que los internos se incorporen a los diferentes programas de desarrollo, según el tipo de caso. Se trata de asignarles el programa que mejor se adecúe a sus características.
Así, el subdirector de Renasco ha notado que «el índice de reincidencia ha bajado muchísmo en los últimos años», y lo asocia a la especialización que ha llevado a cabo la Comunidad en los centros de menores. Son nueve los que hay en Madrid, y cada uno tiene su propio régimen (cerrado, semiabierto o abierto) y está destinado a diferentes casos, como el centro de menores El Laurel, que se ocupa del maltrato familiar de hijos a padres .
Sin embargo, el dato que ofreció la consejera de Presidencia y Justicia de la Comunidad de Madrid, Regina Plañiol, en el que afirmaba que "el 90% de los menores infractores que atiende la Comunidad de Madrid no vuelve a delinquir", se presenta como alentador. Nuestro caso, el de Antonio, es uno de tantos que lo corrobora, demostrando que la reinserción social y laboral es posible. Mucho más aún si existen agencias como ARRMI, que ponen a disposición del menor infractor programas de inserción laboral, a través de los que un adolescente se siente, por fin, útil en la sociedad.
Perfil del menor infractor
Joven, varón, español, y cumple una medida judicial de régimen abierto. Éste es es el perfil del menor infractor que cursa alguno de los programas de desarrollo que impulsa la Comunidad para la inserción sociolaboral.
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