Calzado

Cabezas femeninas por Marina CASTAÑO

Cabezas femeninas, por Marina CASTAÑO
Cabezas femeninas, por Marina CASTAÑOlarazon

Dicen que la cabeza de la mujer es un mundo incomprensible. Es probable que la pregunta que más nos molesta es: «¿en qué estás pensando, cariño?». Las estadísticas hablan de que una mujer, durante el coito, puede tener su cabeza en cuestiones insospechadas, a saber: un 35 por ciento en la lista de la compra, otro 35 por ciento en el par de zapatos que vio esa misma tarde en un escaparate, un 15 por ciento en la ropa que tiene que meter en la lavadora y un 10 por ciento en que al techo le hace falta una mano de pintura. Ya sabemos que las estadísticas son algo aleatorias, pero lo que no deja de ser cierto es que una sesión de sexo tiene que ser lo suficientemente excitante para que la mente no se vaya para otro sitio, o para que no sea preocupante que el pelo, recién lavado y cuidadosamente planchado, se enrede, se humedezca con el sudor, se arruine, en definitiva. Alguien dijo que la excitación de una mujer va desde el «¡cuidado no me despeines!» al «hazme el amor a lo bestia», por expresarlo de una manera prudente. Pero… ¿de qué depende lo uno o lo otro? Pues ni más ni menos que de la torpeza o la habilidad del compañero de cama. O de la sabiduría y el interés que ponga en lograr que el fuego se encienda y se mantenga durante todo el acto. También en evitar que el espectro de la monotonía haga su indeseada aparición, ahí es cuando las cabezas se van a la lista de la compra, al zapato o al lavado de cara que necesita el techo. Ausencia de egoísmo, presencia de entusiasmo. Ésa sería la fórmula.