Bruselas
Presidencia insolvente
La Presidencia española de la UE termina este mes con malos resultados. Todo empezó en enero en Davos, cuando le aconsejaron a Zapatero que pusiera orden en la economía española porque nuestra situación era una de las peores de la Unión, en contra de lo que afirmaba el inquilino de La Moncloa. Y termina prácticamente mañana, en Bruselas, en medio de continuos comentarios sobre la (in)sol-vencia de las finanzas españolas. De hecho, la misión del presidente en esta cumbre de la UE no será otra que frenar esos rumores. Ayer, él mismo y la vicepresidenta Salgado se vieron obligados a negar, por enésima vez, que la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional estén preparando un rescate para España. Verdad o mentira, lo cierto es que la inacción de Rodríguez Zapatero en los dos últimos años para atajar la crisis ha preocupado seriamente a Francia y Alemania. Ahora, deprisa y mal, el Ejecutivo español adopta una serie de medidas que deben ser aprobadas en la UE, como el drástico plan de recortes para reducir el déficit y la tímida reforma laboral aprobada ayer. Con el fin de ayudar a mejorar la maltrecha imagen de España, el Banco Emisor hará públicas las pruebas de solvencias realizadas a las entidades financieras, en las que es evidente su capacidad para afrontar escenarios razonables e, incluso, escenarios de crecimiento complicados en el futuro.Pero el presidente español volverá con más deberes obligatorios en la mochila, como la reducción de otros 20.000 millones. ¿Qué va a recortar? Con suerte ministerios, altos cargos, empresas públicas…
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