País Vasco
ETA ha costado al Estado casi 25000 millones de euros por Mikel Buesa
Sin la existencia de la banda, el PIB vasco sería un 20% más elevado
Ahora que ETA anuncia el cese de su «actividad armada» es un buen momento para echar las cuentas de lo que ha supuesto el terrorismo para la economía española. Este asunto, como otros protagonizados por ETA, es poco conocido y se dispone sólo de cifras incompletas, por lo que las que señalo a continuación deben considerarse como el mínimo de los daños causados por la violencia a lo largo de las dos últimas décadas.
El primer coste del terrorismo es el que se refiere a los recursos que se han depredado de la sociedad para sostener la organización y sus actividades –atentados, propaganda, política institucional, adoctrinamiento, relaciones internacionales y asistencia social a los militantes encarcelados–. Considerando el conjunto de las entidades encuadradas en el MLNV –el movimiento que lidera y tutela ETA–, durante esos dos decenios se han obtenido, por medios legales e ilegales, 25,6 millones de euros al año. A esta cifra –que está expresada en euros actuales, una vez descontada la inflación– se añaden los costes directos ocasionados por los atentados. Aluden éstos, primero, a las víctimas. Los daños personales causados por ETA se cifran en 53,7 millones de euros al año. Están, además, los daños materiales que suman, como promedio en cada ejercicio, 302,1 millones. Y, por último, hay que contabilizar los costes en los que han incurrido el Estado y la Comunidad Autónoma vasca para sostener la represión del terrorismo etarra y, así, tratar de garantizar la seguridad, que ha supuesto en cada uno de esos 20 años una media de 865 millones.
En total, por tanto, ETA ha restado a la economía española 1.246,3 millones de euros anuales durante esos dos decenios. Ello equivale al 0,12 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de España.
Un poco más de las tres cuartas partes de ese coste se ha localizado en el País Vasco, por lo que se puede estimar que su incidencia sobre la región asciende al 1,69 por ciento anual de su PIB.
Sin embargo, en el caso vasco han sido mucho más relevantes los daños que ETA ha causado sobre el crecimiento de su economía. Éste se ha visto lastrado por la negativa incidencia que la violencia ha tenido sobre la inversión y, como consecuencia, sobre el nivel de la actividad económica. Los estudios disponibles sobre este asunto, en los que se ha utilizado una metodología contrafactual, señalan que, durante las dos décadas a las que me estoy refiriendo, si no hubiese habido terrorismo, el PIB vasco habría sido un 20,1 por ciento más elevado que el registrado.
Expresado en euros actuales, ello supone una pérdida anual de 11.771 millones. Conviene puntualizar que este perjuicio para la economía vasca no se ha trasladado al conjunto de la economía española, pues en una medida que sin duda ha sido relevante, aunque difícil de precisar, se ha visto compensada por las ganancias de actividad que han registrado las regiones hacia las que se han trasladado las inversiones de origen vasco y, sobre todo, las personas que han abandonado Euskadi –algo más de 11.800 en promedio anual durante esos veinte años– para buscar unas oportunidades de vida y empleo mejores que las que le ofrecía su lugar de origen.
Mikel Buesa
Catedrático de la Univ. Complutense
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