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ANÁLISIS: Un mensaje directo por Fernando Vilches

La Razón
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No hemos de olvidar que todos los discursos de S. M. el Rey están elaborados para ser pronunciados, por lo que tienen muy en cuenta el aspecto primordial de la oralidad. De ahí, que lo primero que salta a la vista es la proliferación de párrafos cortos, de no más de seis líneas, y la abundancia de oraciones cortas que tienden más a la yuxtaposición (proposiciones encadenadas con puntos), a la que siguen una mayoría de oraciones coordinadas y, en mucha menor medida, se recurre a la subordinación. Ya hemos hablado en otras ocasiones de la polifonía discursiva, es decir, el tipo de intervenciones orales cuyos destinatarios son, en muchas de las intervenciones, la mayoría de los españoles (sólo se excluyen de la conexión con Zarzuela en el mensaje de Navidad algunas televisiones autonómicas en manos de nacionalistas), por lo que se requiere un tono medio en el contenido de la mayoría de los mensajes que pueda llegar a la diversidad de receptores a los que se dirige, cuyo nivel general de comprensión oral no es muy alto, aunque mucho mejor que el de la comprensión escrita; por ejemplo, el uso del coloquial «faena», en lugar de «tarea, esfuerzo, trabajo…» («Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena»), y el uso de los más técnicos «implementar» y «sinergia» cuando se dirige a un auditorio más restringido («Con ello se ha potenciado el desarrollo de capacidades militares y su sinergia con las civiles. Al mismo tiempo, se ha implementado ese enfoque integral…»). En cuanto a la posición del emisor, se alterna con acierto la primera persona del singular (creo, quiero, agradezco, he contado…), con la primera del plural (debemos, podemos, apostamos…), fórmula ésta con la que siempre lanza mensajes positivos que implican a los interesados en salir juntos de las dificultades por las que atraviesan todos y cada unos de los españoles. Como léxico recurrente, se observa la presencia de conceptos duros «crisis económica, paro, pérdida de empleos, doloroso…», con su contrapartida de contenidos positivos llenos de esperanza y futuro como «aunar esfuerzos, abordar juntos, avanzar, afán de superación», regados todos ellos con la «solidaridad» necesaria entre todos los que formamos esta gran familia que es España, pese a que a algunos los incomode esta realidad tangible.

 

Fernando Vilches
Director del Departamento de Lengua Española de la Universidad Rey Juan Carlos