Barcelona
En busca de Dios por Raúl Mayoral
Juan Valera, en su opúsculo de 1869 «La revolución y la libertad religiosa en España», dice que «desde el principio de las sociedades ha dicho el impío en su corazón que no hay Dios. Desde el principio de las sociedades ha sostenido el creyente que lo hay. Esta lucha ha durado siempre».
En el último tercio del siglo XX, las sociedades fueron permeables a las religiones. Pero con consecuencias dispares. A causa de la religión, el régimen del Sha de Persia daba paso en Irak a un Estado teocrático dirigido por los ayatolás. En Europa, la religión católica, de la mano de Juan Pablo II, fue uno de los factores del derrumbe del comunismo provocando una imparable democratización de los Estados satélite de la URSS. Hoy, en cambio, en las modernas sociedades occidentales se ha puesto cerco a Dios y son elevadas las voces que han decretado su desaparición.
Benedicto XVI ha propuesto a la Iglesia católica acoger y escuchar a los que no creen en Dios. En su discurso a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2009 habló, por primera vez, del Atrio de los Gentiles como un espacio metafórico, y a la vez físico, de apertura y encuentro que une, no separa, a los creyentes y los no creyentes que buscan a Dios. Desde entonces, en muchas partes del mundo se celebran y desarrollan iniciativas que participan de esta idea de diálogo. En Barcelona tuvo lugar en mayo un Atrio de los Gentiles en el incomparable marco de la Basílica de la Sagrada Familia. Hace escasos días, en Ávila, el cardenal Cañizares debatía con Rodríguez Zapatero en torno al humanismo del siglo XXI. Y el próximo Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y el CEU, dedicará un espacio de diálogo sobre la fe, la razón y la vida.
Lo que desea el Papa con el Atrio de los Gentiles lo explicó Sánchez de Toca, subsecretario del Pontificio Consejo de la Cultura, en brillante y aleccionadora conferencia en la Fundación Pablo VI. Es un umbral al que acceden y cruzan los no creyentes insatisfechos por el materialismo dominante y que, teniendo a Dios por un desconocido o extraño, lo buscan a tientas, como en la oscuridad. Porque, en suma, no les gusta estar sin Dios. No son ateos radicales ni agnósticos laicistas. Son, en palabras de Herrera Oria, no creyentes de mirada limpia. Con atención y preocupación pastoral, el Papa nos anima a no desinteresarnos por los que no creen. Y ha conectado el Atrio de los Gentiles con la Nueva Evangelización. Porque la cuestión de Dios, la búsqueda de Dios es hoy esencial para la Humanidad. Como católicos no podemos aislarnos, creyendo estar en posesión de la verdad, sino que debemos abrirnos al diálogo y estar en actitud de búsqueda de la verdad para compartirla. Es esa búsqueda común de Dios la esencia del Atrio de los Gentiles.
Raúl Mayoral
Director general FUSP-CEU
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