Buenos Aires
«La cultura es conocimiento y el Betis aparte de un sentimiento lo es»
Es la segunda mujer directiva en la historia de un club que su padre, todo un mito, le enseñó a amar desde que nació; ahora se ha propuesto difundir sus esencias más allá del ámbito futbolístico
Isabel Simó, hija del mítico Manuel Simó Mateos, que dedicó 47 años de su vida al club de sus amores, es desde el 29 de junio consejera del Betis. Es la segunda mujer directiva en Heliópolis tras la economista Rosa Baleriola, reclutada en 1988 por Martínez Retamero, y tiene como cometido fomentar la presencia de la entidad en la esfera social y cultural de la ciudad. Bética de cuna, la actual directora del Archivo de Indias arranca su andadura con el mismo espíritu servicial de un ejemplo paternal referente y una ilusión desbordante.
–Consejera del Real Betis. ¿Se lo cree ya?
–Poco a poco lo asimilo. Y no crea que es sencillo. La responsabilidad es grande.
–Entrada triunfal. Ovación de gala a la altura de la dispensada a Gordillo en su adiós como presidente. Tiene mérito.
–No podía imaginar que lo hicieran conmigo. Al empezar las votaciones, prácticamente todos se acercaron a mí para darme la enhorabuena. Y lo más emotivo fue el abrazo con accionistas béticos que habían conocido a mi padre.
–¿Por qué cree que la han reclutado en este nuevo Betis?
–En el consejo se planteó la posibilidad de que hubiera un miembro que pudiera acercar el Betis a la sociedad sevillana y parece que yo podía dar ese perfil.
–¿El Betis es cultura?
–La cultura es conocimiento y el Betis, aparte de ser un sentimiento, lo es, pues de otra manera no se comprendería. Puede entenderse por su pasado como componente de la cultura en el fútbol sevillano. Por mi trabajo he visitado muchos lugares del mundo, algunos tan lejanos como Taiwan, Buenos Aires o Nueva Orleans, y al decir que era aficionada al fútbol, la mayoría identificaba Sevilla con el Betis, que no tiene fronteras.
–Usted sí que es bética desde «chiquetita». Lo puede demostrar, ¿verdad?
–Creo que hay actitudes en la vida o formas de comportamiento que no necesitan carta de presentación. Yo nací y viví con un hombre que lo dio todo en el Betis y eso fue lo que me marcó para seguir sus pasos. Comparto plenamente las palabras de Alfonso Jaramillo cuando dice que para él, el Betis es como su hermano: siempre ha estado a su lado.
–En su caso, ¿el apellido es un respaldo o una responsabilidad?
–Yo creo que es más responsabilidad, y así lo he entendido cuando asumí la propuesta de formar parte del consejo.
–Escribió «sentirse bética». Resúmalo.
–El «sentirse bética» fue por sugerencia de un buen amigo de gran trayectoria familiar bética de varias generaciones que, recuerdo, me envió un mensaje al móvil: «Isabel, escribe desde el sentimiento». Y le aseguro que me puse delante del ordenador y me salió todo de corrido. En ese escrito recuerdo, por ejemplo, mis primeras vivencias con 6 ó 7 años cuando en casa se cosían los números en fieltro negro para las camisetas de los futbolistas. Y como esa vivencia, mil más para forjar un espíritu ya invulnerable.
–¿Se puede y se debe ser bética en todos los ámbitos de la vida? ¿Ejerce de madre bética, por ejemplo?
–Bueno, mi padre ha definido siempre al Betis como representativo de afán de superación, de espíritu de lucha, de no dejarse vencer ante los avatares del destino, y en ese sentido sí que es posible extrapolarlo a cualquier ámbito de la vida. En cuanto a ejercer de madre bética, nunca me ha gustado imponer nada, pero mi hijo me ha visto desde pequeño y le aseguro que es un gran bético. Yo diría más, en su calidad de profesor de filosofía, es un ideólogo del Betis.
–¿Cuántos años lleva acudiendo como abonada a Heliópolis?
–Soy abonada del Betis y empecé a ir con mi padre cuando tenía 14 años. Al año de morir él, en 1979, con 31, me trasladé a vivir fuera de Sevilla muchos años. Cuando volví mi hijo era pequeño y no estimé conveniente volver. Digamos que contando mis ausencias llevo veinte años yendo al campo.
–¿Cómo se verá el fútbol desde el palco? Y lo más importante, ¿cómo se vivirá?
–Pues no lo sé pero, sinceramente, preferiría estar con mis amigos como hasta ahora. No me gusta ser una estatua de sal y no poder expresar mis sentimientos.
–¿Tiene manías?
–Creo que no.
–Y para empezar, un derbi. Debutan usted y el Betis a lo grande. ¿Un pronóstico?
–En cuanto al resultado, no soy adivina, pero por descontado confío en que gane el Betis. Lo que sí tengo claro es que a los béticos, en sentimiento, no nos gana nadie.
–Con el Sevilla vendrá su homóloga Piedad Parejo. ¿La conoce?
–No tengo el gusto, pero valoro positivamente que haya mujeres en el mundo del fútbol.
–¿Y a la pionera en el Betis?
–Cuando ella estaba en la junta directiva yo vivía en Cáceres.
–Veintitrés años después, ¿la cree valiente o consecuente?
–Pues las dos cosas.
–¿Habrá quien siga pensando que «el fútbol es cosa de hombres»?
–Hasta ahora ha sido así, pero al igual que la mujer ha ido poco a poco ganando terreno en otros ámbitos, lo hará también en éste.
–Béticas en la grada, en los despachos y ahora, también, en el campo. ¡Habrá Betis femenino!
–Yo he desempeñado las tres cosas, porque en el curso 1969/1970 jugué un partido de fútbol para sacar dinero con vistas al viaje de Fin de Carrera: Filosofía contra Derecho en el campo que había detrás del Hospital de las Cinco Llagas. Por cierto, que al ser el primer partido de fútbol femenino hubo un llenazo. Como seguro que los habrá en los partidos del Betis femenino. Las béticas deben tener la posibilidad de defender la camiseta verde y blanca en el césped.
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