Estados Unidos
Sueño de eternidad por José Antonio VERA
El mundo del cine está repleto de momentos en los que se recrean procedimientos para someter a procesos de congelación a los protagonistas de viajes espaciales. La Criónica aparece en El Imperio Contraataca y en decenas de películas más. En Demolition Man se emplea como castigo para los criminales, pero en otros casos se hace mención a ella como consecuencia a una demanda de un enfermo terminal. Justamente esta cuestión ha sido ahora puesta de actualidad por una asociación que expone la Criónica como alternativa a la eutanasia. Es decir, en lugar de provocar la muerte de aquellas personas afectadas por enfermedades terminales que así lo piden, se trataría de preservar su cuerpo a muy bajas temperaturas para evitar la desaparición biológica manteniéndolos en ese estado hasta que llegue el momento en que se les pueda reanimar para hacer frente a las enfermedades que ahora les aquejan, una vez que éstas puedan ser tratadas. El doctor Ettinger, uno de los padres de la ciencia, permanece crionizado a la espera de que se avance y pueda ser despertado para superar con éxito su dolencia. Criopreservado lleva también 45 años James H. Bredford, anciano profesor que murió de leucemia en 1967, y que fue la primera persona del mundo en ser sometida a esta técnica. Actualmente hay doscientos más en la misma situación y cerca de dos mil contratos firmados para el futuro. Pero sólo en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Rusia parecen dar garantías para un procedimiento que, por un coste de entre 50.000 a 80.000 euros, no deja de ser polémico. La Criónica sufrió un gran revés en 1979 cuando en un cementerio de Chatsworth (California) se descubrieron nueve cuerpos descongelados por carencia de fondos. Al parecer habían sido des-hibernados hacía años sin haberlo notificado.
La publicidad negativa afectó durante años. Pero aquello pasó y ahora se exigen unos controles estrictos y hay instituciones serias, como el Cryonics Institute, que se encargan de dar garantías a un procedimiento complejo que pasa por la administración de fármacos protectores, anticoagulantes y el reemplazo de la sangre por una solución que impide la formación de hielo, previo al sometimiento al cuerpo a 120 grados bajo cero. Algo que no deja de ser polémico. Algunos científicos aseguran que es complicado impedir que se produzcan cristales de hielo, y que éstos dañan las estructuras celulares hasta el punto de hacer que cualquier reparación futura sea imposible. Los crionicistas dicen que eso es exagerado, teniendo en cuenta que la preservación con químicos como el glicerol inhibe la cristalización helada. Lo cierto es que esta técnica, antigua y muy literaturizada, ha recibido actualmente el impulso de las nuevas tecnologías, que pronostican la resucitación a través de la Nanomedicina y la computación avanzada. No se ha conseguido aún congelar y reanimar a ningún ser vivo, pero si ocurre de forma natural con peces, insectos y anfibios, no se entiende por qué no es posible hacerlo, por ejemplo, con humanos. Ahí está otro de los grandes retos de la Ciencia, aunque de momento sólo sigue siendo un mero sueño de eternidad.
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