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Getafe más madera

La Razón
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Vivo en Getafe y por lo tanto estoy sometido a una sangría de impuestos propia de esta «capital del sur», más capital por lo que nos sacan que por lo que nos dan en prestaciones, una sangría que deja mis venas económicas más tiesas que el vocabulario del alcalde, el singular Pedro Castro, que lo mismo llama «tontos de los cojones» a los votantes de la derecha, que dice que «un polvo es algo entre un hombre y una mujer», lo que demuestra su frustrada vocación de poeta. Ahora me arrepiento de no haber ido acumulando la propaganda municipal que se ha ido tragando el buzón de mi casa, que en las últimas semanas ha sufrido varias indigestiones, porque a medida que avanzamos hacia el 22 -M, se incrementa el buzoneo de propaganda. Y me arrepiento de no haberla acumulado porque ahora, vendida al peso, habría sacado un pastón. No hay un ayuntamiento en España que se gaste en publicidad más que el de Getafe, entre folletos, cedés, vallas y paellas propagandísticas servidas por el alcalde. Este es mi Getafe: un alcalde deslenguado que gasta sin tino; un aspirante que llega de fuera y todavía anda despistado y otro que quiso ser candidato y no pudo serlo porque mintió al decir que era médico. ¿Hay quien de menos?