Estreno
El «thriller» político de Tejero
Chema de la Peña dirige «23-F», protagonizada por Pepe Tous y Juan Diego
He aquí un ejemplo para el cine español. No entramos en valoraciones artísticas que para eso hay una crítica cinematográfica justo debajo. Hablamos de marketing, que no consiste sólo en invadir las marquesinas los días antes del estreno, sino en la concepción de un proyecto desde el inicio. Ya es extaño que una productora española, cinematográfica no televisiva, prefiera ficcionar un hecho reciente y no viajar hasta la guerra o la posguerra. Pero más lo es aún que una película se conciba como producto conmemorativo: ese fue el origen de «23-F», escrita, rodada, publicitada y estrenada pensando en colarse en los fastos periodísticos del 30 aniversario del fallido golpe de Estado de Tejero.
Gestos nerviosos
Hay otro elemento que liga este filme a la categoría de producto, tan mal visto por la industria patria, el género: se trata de un «thriller» político de libro que juega a mantener la tensión a pesar de que los hechos han sido escritos y narrados hasta la saciedad: «Quiero reivindicar ‘23-F' como una película de género. El "thriller"político me parece un género apasionante y prácticamente inédito en el cine español», comenta su director, Chema de la Peña. No se preocupen si les suena el nombre, pero no lo tienen muy situado porque él ha jugado un tanto al despiste durante su carrera, pues alterna documental, ficción, productos de consumo masivo como «Isi & Disi» y sutilezas como «Sud Express» o «De Salamanca a ninguna parte». El caso es que considera esta película como «necesaria» y espera que otros colegas incidan en «acercar a la gente joven nuestra historia reciente».
Aunque la película se aleja voluntariamente del espíritu telefilme –ya se rodó uno sobre el mismo hecho–, ha recurrido a una cara tan televisiva com la de Paco Tous (protagonista de «Los hombres de Paco) como alter ego de Tejero, que confesaba la dificultad de afrontar un personaje del que, en el fondo, sabemos tan poco. Más allá de los gestos nerviosos que delatan las grabaciones de aquel día.
La fidelidad a lo que ocurrió durante aquellas angustiosas 17 horas ha sido la máxima que ha guiado al equipo durante los tres años de producción. «Si hemos quitado algunas cosas, ha sido por motivos cinematográficos y nunca políticos», subraya el director que niega que haya habido censura de ningún tipo. Lo mismo mira hacia la Zarzuela, donde la figura del Rey (Fernando Cayo) aún se levanta por encima de la de Sabino Fernández Campos (Mariano Venancio), que al Estado Mayor, donde Armada (Juan Diego) trata de pasar desapercibido, aunque todas las miradas se centran en él. Establece conexión con Valencia, donde Milans del Bosch (Lluís Marco) jugó muy fuerte. Y, además, dentro del Congreso no pierde ojo a los líderes políticos, pero tampoco pierde la oportunidad de explicar las razones de los militares: «Más de 80 –muertos de la Guardia Civil– el año pasado y usted no fue ni a un entierro», le espeta Tejero a Adolfo Suárez, un ejemplo de síntesis de esa que no siempre tenemos los periodistas.
El detalle
IN SITU
Entre los méritos de la producción del filme está el haber logrado rodar en el Congreso de los Diputados. Hasta ahora sus señorías estaban reacios a permitir que la Cámara fuera escenario para la ficción, pero filmanente, dado el argumento, Bono accedió a dejar entrar al equipo.
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