Nueva York
Boehner: El arquitecto del fiasco demócrata
A John Boehner, nuevo líder de la mayoría republicana en el Congreso, se le empañaron los ojos al recordar que comenzó limpiando suelos siendo un chaval. A partir del próximo 3 de enero, se convertirá en el portavoz de la Cámara de Representantes. Se lo ha ganado
Es uno de los artífices del fiasco demócrata en estas elecciones de mitad de legislatura, basado en parte en el bloqueo de todas las iniciativas del presidente Obama durante los dos últimos años.
Boehner no dudó en ponerse al frente de los ataques conservadores contra la reforma sanitaria. Y tampoco se arruga en la defensa del recorte de impuestos de las clases más adineradas.
Ayer, día de resaca electoral, los tres altos dirigentes del Partido Republicano prometieron cooperar con Obama para reconquistar la bonanza económica. Pero Boehner, Mitch McConnell, líder de la minoría del Senado, y el gobernador de Mississippi, Haley Barbour, matizaron que intentarán cambiar todas las políticas demócratas. Si no, será imposible alcanzar acuerdos. La primera, por supuesto, será la reforma sanitaria, la gran promesa de la campaña de Obama.
«Prometemos escuchar al pueblo estadounidense y centrarnos en sus prioridades. Quieren que eliminemos el gasto y nos concentremos en crear trabajos», advirtió ayer el sustituto de Nancy Pelosi.
Boehner, de 60 años, que ha vivido toda su vida en el sur de Ohio, tiene experiencia en más de una revolución en el Capitolio. Segundo de una familia de doce hermanos, todavía se enorgullece de formar parte de la «Banda de los siete» que puso patas arriba Washington en 1990. Entonces, siete congresistas republicanos noveles destaparon dos escándalos que pusieron en entredicho la moralidad del Capitolio. El primero correspondió a la controversia sobre algunos legisladores republicanos y demócratas que no eran multados pese a tener sus cuentas del Congreso en números rojos. Y el segundo, por el descubrimiento de varios casos de corrupción entre empleados de la oficina de correros del Capitolio.
Por si fuera poco, su prestigio entre los republicanos se acrecentó tras formar parte del equipo estratégico que catapultó a los republicanos en las elecciones de 1994, en las que Bill Clinton perdió la mayoría del Congreso.
Hoy, la historia se escribe de forma parecida. Entonces, aquel fracaso demócrata no evitó que Clinton renovará su mandato en 1996. Obama reconoció que tiene muy presente los reultados ante la reválida de 2012.
El azote del Gran Estado
Boehner se ha convertido en la piedra en el zapato presidencial. Donde Obama vio enemigos (en referencia a los republicanos), él vio «patriotas», si Obama habla de «paliza» tras los resultados, él se refiere al vuelco como la gran «victoria del pueblo». De momento, Boehner ya ha advertido a Obama de que debe «cambiar el rumbo» y ha asegurado que «tocará el botón de inicio» de la reforma sanitaria.
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