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En la intimidad de Madrid

>> Dónde. En las calles de la capital de España.>> Por qué. Madrileña de nacimiento, la ciudad le trae los mejores recuerdos de su infancia. 

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Su trabajo le impide en muchas ocasiones poder disfrutar de su rincón secreto, mejor dicho, de su gran rincón favorito: Madrid. «Me encanta esta ciudad en la que vivo, pero de la que no disfruto tanto como querría, porque siempre estoy trabajando. Capitales como Barcelona y Bilbao las paseo más a menudo, porque suelo ir de gira y, contradictoriamente, tengo más tiempo para disfrutarlas, y me gustaría hacer en Madrid lo que hago en estas dos ciudades».
A pesar del tráfico, de los atascos, del ajetreo de la gente… Concha elige Madrid porque le apasiona. Razones no le faltan, pues es su ciudad natal y las calles de la capital le traen grandes recuerdos de su infancia. «Añoro la plaza de toros de las Ventas. Allí me crié, pues vivía en la calle Maestro Alonso. Adoro esa zona porque cuando uno se hace mayor recuerda a los padres y me acuerdo mucho de mi madre, de mi padre y de mi hermano paseando cerca de la plaza. Mi padre era muy taurino y le encantaba este barrio».
Ahora, años más tarde, Concha Velasco disfruta de la ciudad cuando puede y lo hace de otra manera. «Tengo un nieto al que el otro día llevé por primera vez al zoo y tengo las fotos de su carita viendo los animales y es algo maravilloso». Otra de las cosas que le gusta hacer en esta ciudad es pasear con su nieto tranquilamente, a pesar de que siempre piensa que hay un paparazzi cerca. «Salgo a la calle pensando en que alguien me va a retratar, porque hoy en día con los móviles… Por eso siempre voy ideal en mi estilo, yo siempre voy arregladita», asegura entre risas.
El domingo perfecto para Concha Velasco empieza en el Museo del Prado. «Me obligaban a ir de pequeña y me parecía un tostón, ahora me parece maravilloso; después de pasear entre obras de arte, me paro a comer en el jardín del Hotel Ritz, donde me llevaba mi padre los domingos». Entre semana, Concha se queda con La Latina, pues asegura que es una zona estupenda en la que elige El Landó para comer. «Iba mucho allí cuando ese restaurante no era tan famoso. Ahí me he reunido con Adolfo Marsillach en un rinconcito privado para prepar muchas funciones de teatro. Pero ahora, desde que fue el Rey… ». Y aunque conoce Madrid como la palma de su mano, hay algo que no ha hecho todavía: coger un autobús turístico de dos pisos y dar una vuelta por la ciudad. «Lo tengo puesto en mi diario y en mi testamento. Antes de morirme quiero dar una vuelta en esos autobuses. Entre primavera y verano de este año espero poder hacerlo».
l Saioa Ubillos