Las joyas Romanones subastadas eran de 1946 por Jesús MARIÑAS

En la condesa resultó premonitorio su último libro, «El fin de una época», donde cuenta su amistad con los duques de Windsor y cómo Wallis le dejó de herencia un reloj-joya de Cartier «buena época», nada que ver con los artificiosos diseños de la actualidad. «Aline me encargó el collar de rubís en 1946, aunque lo más importante de la venta recién realizada era un rubí en anillo que estaba muy arañado y necesitaba ser pulido», explicó Luis. Alcanzó cifras astronómicas. Parece que los subastadores, o sus propagandistas, hicieron creer que todo el lote era de Aline, cuando la nonagenaria ex espía sólo tenía siete de las piezas. Al joyero lo escuchó la siempre impactante Gloria Barutell con su hija Bea, también un dulce bellezón más que prometedor. Ocuparon sitio preferente en el lanzamiento de «Jones», una firma americana como para jubiladas de Miami. Los diseños arrancaron risas por lo extemporáneo y su pésimo estilismo. Marina Castaño los repasó bajo su enorme bolso, que casi la escondía como un corazón de adorno de Ángeles Moya. Lo admiró Luis García Fraile, hijo de José María García. Aprendió interiorismo con Luis Galliussi y está de moda como decorador.

María Eugenia Fernández de Castro, ex Siruela, recibió felicitaciones por la imponente boda de su hijo Jacobo: «Fué en los jardines porque resulta pequeña la capilla del Palacio de Liria, donde Cayetana se casó. Andan por Escocia». Los de toda la vida no eligen el Caribe ni las Seychelles para su luna de miel. Ahí se distinguen. Como la princesa Teñu de Hohenlohe, bajo sahariana de ante. Rompía el endomingamiento blanquinegro de Paloma Segrelles, y el repeinado de Helena Boyra de Carvajal. Impactó a Susi Limberg saber que Teñu expone el resultado de sus visitas a 18 tribus africanas. Es íntima de Cayetana desde que tuteló su romance con Jesús Aguirre como Carmen Tello hace ahora con Alfonso Díez. Paloma Fierro miró desinteresada las propuestas playeras, acaso pensando que en el Hotel du Palais son otras las propuestas indumentarias, especialmente ahora que la zona parece copada por el turismo ruso, igual que Marbella. ¡Si Eugenia de Montijo levantase la cabeza!