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Caos en el PSOE por la tibieza sobre el Sáhara

La supuesta repulsa del Parlamento por la violencia en el Sáhara se quedó en nada. Ni el PSOE la secundó. 

Antonio Velázquez e Isabel Terrazas, en una imagen del vídeo que grabaron desde su escondite en El Aaiún
Antonio Velázquez e Isabel Terrazas, en una imagen del vídeo que grabaron desde su escondite en El Aaiúnlarazon

El PSOE no da ni una en el conflicto saharaui. A la tibia posición del Gobierno, sumó ayer un despropósito parlamentario sin precedentes. Todo empezó con una declaración del Intergrupo de la Cámara Baja para el Sáhara para condenar los incidentes de El Aaiún que los socialistas se precipitaron a «vender» como un importante acuerdo político en defensa del pueblo saharaui. Cuando el PSOE ya había hecho público el supuesto comunicado de consenso, las minorías hicieron saber: unas, que desconocían los términos, y otras, que no se sumarían a ella por considerarla absolutamente insuficiente, ya que en ninguna de sus líneas se mencionaba a Marruecos.

El documento, que llegó a repartirse a los medios de comunicación con la firma de todos los grupos parlamentarios –sin conocimiento de algunos de ellos– condenaba la violencia ejercida contra el pueblo saharaui y denunciaba la «férrea censura» sobre la zona, sin entrar en detalles sobre quién era responsable de lo uno y de lo otro.

Expresaba, eso sí, la solidaridad del Parlamento español con el pueblo saharaui, el «más profundo rechazo» a la violencia y la «más enérgica condena» por la pérdida de vidas humanas que se ha producido en los incidentes de El Aaiún.

Sin citar en ningún momento al Reino de Marruecos, el comunicado decía que en el Sáhara se «impide el ejercicio de las libertades básicas de reunión, expresión y opinión en los territorios ocupados y una información transparente sobre la dramática situación que vive la zona».
Asimismo, destacaba «la necesidad y urgencia de que la MINURSO (misión militar de la ONU) se ocupe de la preservación de los Derechos Humanos en la zona e instaba a que la Unión Europea y el conjunto de la comunidad internacional ejerzan una acción más comprometida en apoyo de los esfuerzos para una solución pacífica en el Sáhara Occidental».

Aunque el espíritu del texto era compartido por todos los grupos parlamentarios, cuando el PSOE dio a conocer el comunicado, fueron varios los partidos que se desmarcaron del mismo: CiU porque dijo no haber recibido el documento aunque éste llevaba su firma; el PNV porque, aún habiéndolo recibido, quería hacer sus propias aportaciones; IU y el BNG se negaron a plasmar su firma porque no había condena explícita a Marruecos tanto por la violencia como por la censura.

Así las cosas, la coordinadora del Intergrupo para el Sáhara, la socialista y autora del dislate, Fátima Aburto, admitió haberse precipitado en la gestión del comunicado y se prestó, luego sí, a remitir el documento a los grupos para que hicieran sus aportaciones, si bien ya adelantó que el PSOE no considera oportuno ni necesario «cargar las tintas» contra Marruecos. A su juicio, de la declaración ya se desprende a quién se refieren las condenas y no es lógico incidir en menciones expresas contra el país magrebí.

Ante tal despropósito, la propia dirección del Grupo Socialista en el Congreso, que encabeza José Antonio Alonso, se desmarcó de la declaración de condena de los sucesos de El Aaiún que había promovido su diputada Fátima Aburto, coordinadora del Intergrupo Parlamentario para el Sáhara. «El comunicado que ha distribuido Fátima Aburto es una iniciativa personal y la dirección del grupo no tenía conocimiento de que estuviese negociando con el resto de grupos un comunicado sobre los sucesos en el Sáhara», señaló el PSOE.


Descoordinación

La precipitación y la descoordinación en la respuesta a los sucesos del Sáhara evidencian la incomodidad reinante en el PSOE por la tibia respuesta del Gobierno. Ayer mismo, la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, remarcó que «la contundencia y el tono altisonante» con Rabat respecto al tema de Sáhara Occidental pondría fin «a la interlocución con Marruecos» y España dejaría de ser «útil» en la solución del conflicto. «El hecho de que se haga con una mayor contundencia o que se grite no significa que vayamos a tener una mayor respuesta», insitió en declaraciones a la cadena SER.

Jiménez reiteró además que «ningún gobierno del mundo ha hecho un balance de lo que ha ocurrido por la dificultad que tenemos en este momento por conocer los hechos», añadió. Por ahora, Venezuela y Cuba han condenado enérgicamente los sucesos. Lo dicho. Un dislate.