Ceuta
Guerra Civil La hora del olvido y de la Historia
La fecha es 18 de julio de 1936. Mañana se cumplen 75 años del comienzo de la Guerra Civil, «la nuestra», como se la suele denominar familiarmente para preservarla de análisis externos que arrojen una luz más clara y menos infectada.
«La nuestra», pues, no es una guerra tan excepcional como solemos creer, como si se tratase de un conflicto entre españoles inoculado desde el origen de los tiempos. Para ayudarnos a comprender que los españoles no somos ni más violentos y cainitas que el resto de los países digamos que civilizados o desarrollados, la Guerra Civil española se produjo en un contexto internacional muy concreto. Sin duda, la clase dirigente de entonces puso de su parte todo lo que pudo; también amplios sectores muy radicalizados y dogmáticos de la sociedad, pero España no dejaba de ser un país más que vivía bajo la tensión de los dos totalitarismos que han marcado el siglo XX, el fascismo y el comunismo. Digamos que la Guerra Civil española nos sirve de imaginario simbólico para representar lo peor de nuestros adversarios políticos (nunca de nosotros mismos) o de simples sentimientos que de político tienen muy poco: llamar rojo o facha a alguien puede ser, a estas alturas, hasta cariñoso. ¿Cómo interpretar si no que los encuestados estén divididos en dos «bandos», como siempre, entre los que creen que la sociedad española todavía no ha superado aquel enfrentamiento? En concreto, un 46,3% cree que sí, que la guerra es cosa de otro tiempo, frente al 44,8% que piensa lo contrario, que seguimos atados a ella. Lo más significativo de estos datos es que las personas de más edad son los que piensan que seguimos marcados por aquellos sucesos, y a medida que desciende la edad, también baja su apreciación de la influencia de la guerra en nuestras vidas. Así, de los 65 años en adelante, los que piensan que no se ha superado suponen un 55,4%, frente al 34,4% de los que tienen entre 18 y 29 años. La progresión es automática, lo que nos permite deducir que el conocimiento directo de aquellos terribles sucesos perdura en la aprenciación de los acontecimientos de hoy.
Que la guerra haya marcado o siga marcando está dentro de la lógica de los enfrentamientos fraticidas, que además han desarrollado decenas de películas y novelas y han acabado construyendo un género propio. Quizá nuestra novela del Oeste americana sea la de la Guerra Civil. Sin embargo, idénticos «bandos» se mantienen cuando la pregunta es más concreta: «¿Cree que aquella guerra aún divide a los españoles?». En este caso, los que creen que sí (47,8%) superan al no (44,7%). Lo que no quiere decir que estos procentajes marquen la ideología de los encuestados.
La hora de los nietos
A pesar de que fue una guerra que se produjo ciudad a ciudad y pueblo a pueblo, no existe un relato común, y a duras penas el tiempo ha fraguado un consenso: la Guerra Civil fue un verdadero desastre que sólo trajo sufrimiento y muerte y en la que la violencia se ejerció con un odio inusitado desde uno y otro bando. No es poco 75 años después.
Sin embargo, hay un dato especialmente revelador. A la pregunta «¿Cree que la Guerra Civil hay que dejarla definitivamente atrás?», el sí es abrumador, frente al no. El 90,2% dice que sí y el 6,7%, que no. Las edades marcan la misma tendencia de que cuanta más edad, más olvido: 95,4% de 65 años en adelante; 94,4% de 45 a 64; 81% de 30 a 44; y 81,1%, de 18 a 29. Por lo tanto, son los más jóvenes los que creen que no se debe olvidar del todo, opinión que coincide con una tendencia que los especialistas han marcado en los últimos tiempos: son los «nietos de la guerra» los que creen que esa historia debe serguir investigándose en busca de una justicia. Gran parte de la política puesta en marcha por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero se ha basado en esta realidad sociológica. Mientras los abuelos olvidan, los nietos preguntan.
Esta política tomó forma a través de una ley especialmente polémica, la de la Memoria Histórica: era la primera vez que se legislatiba sobre un suceso histórico que había fraguado su propia paz a la través de la Transición política y, sobre todo, por la maduración de la sociedad española. En todo caso, la mayoría de los encuestados considera que dicha ley no ha servido para tener un visión común del conflicto. A la pregunta de si «¿Cree que la Ley de Memoria Histórica contribuye a cerras las heridas del aquel conflicto?», un 46,2% cree que no, frente al 32,3%. Durante la tramitación de esta norma, y posteriormente, se planteó un fuerte debate que ha servido para equilibrar las visiones historiográficas sobre la guerra, sus causas, la naturaleza política del franquismo, la represión, la violencia y, por encima de todo, el totalitarismo que anidaba en los dos bandos.
Entre muertos
En este caso, son los de mayor edad los que creen que la Ley de Memoria Histórica no ha ayudado a cerrar heridas: un 59,2% de los de 65 años en adelante, frente al 37,7% de los de entre 18 y 29. La última iniciativa del Gobierno de Rodríguez Zapatero en torno a la Memoria Histórica ha sido plantear cuál debe ser el uso que se le debe dar al Valle de los Caídos. En este sentido, un 47,5% cree que no se debe cambiar su estatus actual, frente al 37,3% que considera que sí.
Ficha técnica
Empresa: NC REPORT
Universo: Españoles de 18 años y más.
Tamaño de la muestra: 600 entrevistas telefónicas realizadas entre el 15 y 16 de julio de 2011. Nivel de confianza y error muestral: Para un nivel de confianza del 95,45% (2sigmas), y para P=Q, el error es el 4,08% para las 600 entrevistas.
Estratificación: 46 provincias, más Ceuta y Melilla.
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