Caracas

«Soy madre de alquiler»

En nuestro país está prohibido que las mujeres se dejen embarazar a cambio de dinero, pero entre 400 y 500 españoles viajan a Estados Unidos, Rusia o India para buscar un hijo por este método. Cuesta 7.000 euros en el mercado ilegal y hasta 100.000 en Beverly Hills 

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Colombiana de 26 años alquila vientre. Necesidad económica». Este anuncio lo publicó Adriana (nombre falso) en internet hace seis meses. Desde entonces, decenas de personas con problemas de infertilidad le han enviado correos electrónicos interesados en contratarla para gestar un bebé. Se trata de matrimonios con problemas para la concepción, parejas estables de homosexuales o mujeres y hombres solteros que quieren cumplir «el mayor sueño» de sus vidas... «No sabes lo que la gente está dispuesta a hacer para conseguir un hijo», explica Adriana por teléfono, un tanto nerviosa, desde un pequeño pueblo de la costa colombiana. La mayoría de los mensajes, según la chica, proceden de España, aunque insiste en no dar detalles por tratarse de una actividad ilegal. En nuestro país, la técnica de gestación mediante vientres de alquiler o maternidad subrogada está prohibida. La técnica consiste en la estimulación ovárica de la mujer y la extracción de los óvulos, que son fertilizados con los espermatozoides del padre. Esto da paso a la formación de embriones que son implantados en el vientre de alquiler. El óvulo puede proceder también de la mujer que encarga el bebé.

Para los españoles, la única posibilidad legal de conseguir un bebé es viajar a países como India, Rusia o Estados Unidos. La reciente paternidad, el pasado marzo, del cantante Miguel Bosé, ha abierto el debate. Bosé ha tenido gemelos –Diego y Tadeo– y confesó a través de Twitter que se sentía «más feliz» que en toda su vida. El artista se suma así a la larga lista de personajes públicos clientes de la subrogación: Ricky Martin , Elton John y su marido, David Furnish, Sarah Jessica Parker o la baronesa Thyssen.

Algo «maravilloso»
La mayoría de los famosos acuden a prestigiosas clínicas previo pago de cantidades inconfesables. Uno de los pioneros fue Michael Jackson, cuyo hijo menor, Prince Michael, nació en 2002 a través de esta técnica. El precio del servicio depende del país y del centro especializado. De los 70.000 euros que se pagan en algunas clínicas, hasta los más de 100.000 en otras de Beverly Hills. En el mercado ilegal, sin garantía alguna, se abona entre 10.000 dólares (7.000 euros) y 25.000 dólares (18.000 euros)

Los españoles María y Fran (nombres falsos) acaban de llegar de San Carlos, California. Vienen con su bebé de un mes. Ella tiene 36 años y el 37. Llevan cinco casados. Viven en un pueblo de Castilla y León. Su experiencia ha sido «maravillosa», explica la madre. El óvulo era suyo; el esperma, de su marido. «Pero yo tenía un problema médico, de corazón, y no podía gestar». «Aunque somos gente humilde y hemos tenido que pedir una segunda hipoteca, no hay dinero para pagar lo que sentimos cuando miramos a nuestro hijo», cuenta satisfecha. La relación con la mujer alquilada ha sido «extraordinaria»: «Ella y su marido vienen a visitarnos ahora». María pide la legalización. «No hacemos nada malo y, sin embargo, a veces siento que tengo que justificarme», reconoce. Entre 400 y 500 españoles acuden a otros países cada año para conseguir el hijo deseado.

Pero el sueño cumplido de los más afortunados se ha convertido en anzuelo peligroso para otros. La falta de recursos económicos ha generado un mercado ilegal preocupante. No se dispone de cifras fiables pero basta con teclear en algún buscador de internet «vientres de alquiler» o «maternidad subrogada». Hay oferta y demanda. Legal e ilegal. Aquí se anunció Adriana, una de tantas.

Clínicas en Caracas
«Sé que lo que hago no está bien, pero necesito dar de comer a mi familia. Con una sola vez, tendré para todos», confiesa. Su padre falleció hace diez años. «Lo mataron para robarle el carro», dice. «Tuve que dejar de estudiar para ayudar a mi mamá y mis dos hermanos. El año pasado me quedé embarazada y tuve una niña que ahora tiene ocho meses. Me fui a vivir con él y mi suegra pero esto es un infierno», continúa. «Él está enamorado de otra, me trata mal. Si alguien me paga, salgo de aquí». Adriana pide 7.000 euros por todo el proceso. Sabe perfectamente cómo es el procedimiento porque tiene amigas con experiencia en el asunto. Una de ellas, Nena (nombre falso), que ya lo ha hecho dos veces, explica su último procedimiento desde Venezuela: «Era una pareja española. Ella tenía 38, él, 50. La mujer tenía un problema en la matriz. Me llevaron a un centro de inseminación en Caracas. Me rentaron un apartamento durante diez meses, era como una cárcel. No me dejaban hacer nada. Cuando di a luz, cogieron el bebé y se marcharon para España». Sobre las complicaciones legales, aclara: «Compraron la cédula [el documento de identificación]». Así, al salir del hospital, en Caracas, como madre biológica figuraba la mujer española. Como padre, su marido. Fin de la historia. «Sé que lo tienen unas personas que lo deseaban mucho y la quieren mucho y va a tener una mejor vida y más oportunidades que yo», sentencia Nena, que ahora tiene un novio italiano, «que no sabe nada de esto».

Mientras tanto, decenas de clínicas de California ofrecen en sus web mil y una garantías. Los profesionales españoles advierten, sin embargo, de que se debe contrastar la información, a veces es engañosa. La demanda es evidente. «Cada mes recibo 25 o 30 ‘‘mails'' de parejas españolas. Tengo un mapa y voy marcando La Coruña, Bilbao, Islas Canarias...», declara Mario Expósito, gerente de la agencia Extraordinary Conceptions, en San Carlos, California. Sus hijos también nacieron de una madre de alquiler. «Esto no es sólo un negocio. Yo sé muy bien lo que es no tener el amor de un niño», afirma.

Como casos «emocionantes» cuenta el de dos parejas: un matrimonio de 60 años que «acaba de irse con un bebé» y el de una pareja de personas con discapacidad física (ambos en silla de ruedas) «que se llevaron a su hijo entre sus brazos». Las condiciones médicas exigidas a la madre de alquiler se resumen en cuatro puntos: haber tenido ya un hijo sano, indicador de masa corporal adecuado (es decir, que la mujer no esté gorda), informe psicológico y ambiente estable. El gerente se muestra sorprendido porque últimamente está recibiendo peticiones de españolas que se ofrecen como madres de alquiler. «Tengo que decirles que va contra la ley, que no puedo ayudarlas».

La medicina del deseo
Adriana, desde Colombia, da más detalles de su historia: «De mi familia nadie sabe lo que hago. Mi madre es capaz de matarme. Es una mujer cristiana y preferiría morirse de hambre antes que esto». Sus alternativas no son muchas: «He tenido cantidad de propuestas indecentes como prostitución y narcotráfico, que es de lo que más se vive aquí». Una de las cosas que preocupa a los futuros padres, explica, es el tema de la belleza: «Siempre me preguntan: ¿Eres bonita?». Un cliente, además, le sorprendió con una cuestión inesperada: «Y si el niño viene con problemas, entonces ¿qué?». Adriana se asustó. «Si no se lleva finalmente al niño, ¿qué pasaría?».

La moral católica rechaza de plano la práctica. «Lo que triunfa ahora es la medicina del deseo: no se utiliza para curar sino para cumplir cualquier aspiración, fuera del bien del menor», califica Juan José Pérez-Soba, catedrático de Moral Fundamental en la Facultad de Teología de San Dámaso (Madrid). «El problema fundamental es que se produce una sustitución de lo que es la maternidad, que no es sino la relación personal con el hijo». «Generar un hijo no puede hacerse mediante un alquiler». En sentido radicalmente contrario se pronuncian, entre otros, los colectivos de gays y lesbianas, que luchan para que todos, independientemente de sexo y condición, puedan ser padres o madres. Los gobiernos, mientras tanto, prefieren evitar un debate a todas luces espinoso.

 

Fábrica de niños
El barcelonés Sebastián Expósito, de 44 años, fue el primer «padre soltero» de España (consiguió que en el registro no figurase la madre de alquiler). «Tengo un concepto de familia muy arraigado, quizás porque tengo nueve hermanas», sostiene el director de la web vientresdealquiler.com. «En un viaje a Nueva York miré el apartado de adopciones en las páginas amarillas. Allí vi los primeros anuncios de vientres de alquiler».
Y se puso manos a la obra: «Me explicaron las dificultades que encontraría en el camino». Las superó todas. Su hija Salma del Carmen, que se parece mucho a él, cumplió tres años el pasado 9 de mayo. Para proporcionar a otros la ayuda que él no tuvo dirige la agencia, con sede en Barcelona. Cada vez son más las personas que acuden a ella, sobre todo desde el 7 de octubre del 2010, debido a la Nueva Ley Española sobre Maternidad Subrogada Gestacional en Países Extranjeros. «Esta ley permite registrar a los niños nacidos a través de maternidad subrogada siempre y cuando exista una resolución judicial en el país de origen», aclara Expósito, que desde entonces organiza viajes a California para familias españolas que desean iniciar el proceso.