Marbella

Puja de altura en la alfombra roja

Eugenia Silva y Carmen Lomana deslumbraron en una gala solidaria de Banderas que habría que clonar

La modelo Eugenia Silva, con vestido vaporoso de inspiración griega, y Carmen Lomana
La modelo Eugenia Silva, con vestido vaporoso de inspiración griega, y Carmen Lomanalarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@713eb963

Aquellos que dan por acabado el «glamour» en Marbella es porque no saben cómo se las gasta Antonio Banderas y su equipo de la Starlite –que rima con Afterbite, pero sin picaduras–. No sólo porque se traiga a Stella del Carmen y Daryl, o porque Melanie se lanzara en la primera puja de la noche a pagar 5.000 euros por cinco días en un Spa de Altea . Los que venían de Málaga y más allá lo dieron todo para una alfombra roja que estuvo a la altura. Y todos solidarios, oiga. «Me he emocionado al ver a gente tan elegante, con tanto arte, intentando echar una mano a los que más lo necesitan», señalaba una Pastora Soler imponente con sus joyas de Daniel Espinosa y del brazo de su marido. «Lo más bonito es el corazón de la gente que pone en marcha esta iniciativa, tenemos que pensar más en los demás», dejaba caer Estefanía Luyk, mientras Ana Obregón ejercía de presentadora tan ajustada como la chaqueta de Bisbal –una actuación de diez, lo que se ha perdido Tablada–, no de presupuesto, sino de cintura. Pero ella sabe que puede llevarlo con dignidad. Con más acierto en la percha, Eugenia Silva y Carmen Lomana. Si en su cumpleaños demostró que la noche es para los minivestidos, anoche acertó de lleno con un blanco roto cargado de pedrería. Pasaba la noche y uno se quedó con las ganas de preguntarle a Imanol y a su chica –hacen mejor pareja que Pastora Vega y cía.– cómo se sintió al ver «Cuéntame» en la jornada inaugural de las Olimpiadas. Pero el champán se cruzó en el camino y se esfumó la inquietud.


A examen
Convocatoria: gala benéfica Starlite organizada por Antonio Banderas en Marbella.
Nivel de famoseo: divertido y solidario. Y a la altura en lo que a etiqueta se refiere.
Los canapés: una cena con caché, aunque los manjares se quedaron en un segundo plano ante la puja solidaria.
Lo mejor: el vestido de Carmen Lomana, de la firma italiana Amen, de Bolonia. La diseñadora es Simona, esposa de Hubertus de Hohenlohe. Muy divertido el kaflán marroquí de Beatriz de Orleans.
Lo peor: la falta de educación de Anne Igartiburu. Parece mentira que trabaje en el medio y responda con desdén a la prensa.
Valoración final: *****