Hay genocidas y genocidas por Manuel CALDERÓN

No es lo mismo decir «crisis económica» que «brutal crisis económica». Las palabras ni añaden ni quitan nada a los informes que dicen que España ni crecerá, de momento, ni recortará el número de desempleados. Pero algunos prefieren utilizar «brutal», probablemente porque les interesa más hacer hincapié en la brutalidad que en el deterioro del bienestar de sus conciudadanos. A Izquierda Unida le gusta enfatizar porque está en sus genes exagerar la entonación para ocultar lo que no se dice cuando no se sabe qué más decir. Cayo Lara ha tenido la fortuna de que el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, haya sido acusado de violación, porque ayer le resolvió el trabajo sin ni siquiera leerse los periódicos. Del FMI dijo que era un «arma de violación masiva». Estaba a huevo. Como se gustó, a lo largo de la jornada fue desgranando otras frases, pero ahora montado en bicicleta (son ecologistas): «Había que sentarlo en el banquillo por genocidio económico». Es fácil inferir que no le interesa la dignidad de una mujer (supuestamente) violada, sino la cabeza del representante del capitalismo en la tierra. Pero, ¿genocida? Ha perdido la oportunidad de hablarnos de los mayores genocidas de la historia, también de los vivos.