Cataluña
Con el «tupper» en la mochila
Madrid se apunta a la moda de permitir a los niños que lleven la comida de casa. En Cataluña ya funciona y en septiembre se iniciará en la Comunidad Valenciana
Madrid- Cataluña lo ha permitido ya a lo largo del año, la Comunidad Valenciana lo hará a partir del próximo curso y, ahora, le toca el turno a la Comunidad de Madrid. La región presidida por Esperanza Aguirre permitirá a partir del próximo curso a los alumnos de sus 791 colegios públicos llevarse al comedor el «tupper» con la comida de casa. Así, el Consejo Escolar emitió un dictamen favorable a la medida, de tal forma que se modifica el artículo 5 de la Orden 917/2002, que estipula que «los alumnos podrán hacer uso del servicio de comedor llevando la comida elaborada en su casa». Por ello, será el Consejo Escolar de cada centro quien decida en qué condiciones se organiza el comedor escolar.
De esta forma, la Comunidad de Madrid pretende que aquellos padres y madres que lo deseen puedan ahorrarse el dinero de la comida, algo que quizá muchas familias se planteen en estos momentos de crisis. Además, de esta forma se paliaría el recorte en las «becas comedor», cuya dotación, se estima, será de hasta 18 millones.
Un ejemplo: el precio por niño y día en los comedores madrileños asciende a 4,62 euros, por lo que el ahorro podría llegar a ascender, como mínimo, a 90 euros por alumno. Según un informe elaborado por Ceapa, Navarra sería la comunidad autónoma en la que el comedor es más caro, con 6,20 euros de media. Ahora bien: ¿contaría la medida con desventajas?
«En varios colegios se lleva realizando durante décadas y nunca ha habido ningún problema», afirma a este diario Alfonso Aguiló, director del Colegio Tajamar y vicepresidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), patronal de los centros concertados. El Tajamar, situado en el madrileño barrio de Vallecas, permitía a aquellos familias que lo desearan el uso del «tupper». Sin embargo, finalmente decidieron conceder ayudas económicas para que los alumnos pudieran comer en el centro, ofreciendo «un menú por un precio similar a lo que les podía costar la comida del ‘‘tupper''».
Con todo, algunas asociaciones de padres no lo ven claro. «El comedor forma parte de la educación transversal. Tiene un componente educativo. Y deberían seguir funcionando, así como las becas comida», asegura Jesús María Sánchez, presidente de Ceapa. Entre otras razones, Sánchez aduce que «hay muchos niños y niñas que la única comida importante que hacen a lo largo del día es la del comedor escolar». Además, el hecho de que cada niño traiga su menú individualizado podría provocar «distinción social según su poder adquisitivo, lo que podría originar problemas». De hecho, cree que hay otras alternativas para que los padres puedan ahorrarse ese dinero al mes, como es la posibilidad «de una jornada continua» para los alumnos.
«Es una práctica habitual en otras regiones del mundo y culturas y no ha condicionado dificultades en este sentido. De hecho ya se dan diferencias entre aquellos que comen en el colegio, o se pueden ir a comer a sus casas», opina Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor.
¿Comen peor los niños?
Quintero no cree que los niños estén comiendo peor a raíz de la crisis. Y es que, «a pesar de los años de bonanza económica, los hábitos nutricionales de los más pequeños no parecían haber mejorado; más bien todo lo contrario». «Pensando en las crisis como oportunidades de mejora, en el campo de la conducta alimentaria el margen de cambio es muy amplio. Por ejemplo, fijémonos en los desayunos, comida crucial del día y la que peor hacen nuestros pequeños. Empecemos por el principio, inculquemos desayunos saludables», explica.
Vicente Varea, Jefe de S de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición pediátrica del Hospital San Juan de Dios de Barcelona, no discute que se trate de una medida con la que muchas familias pueden ahorrarse un puñado de euros. Sin embargo, ve algunos inconvenientes. «No todos los colegios cuentan con un correcto sistema de refrigeración en los comedores», apunta, lo que puede ser un «caldo de cultivo para infecciones alimentarias». Además, también hay que tener en cuenta que la nutrición que se brinda en muchos hogares «no está siendo la más equilibrada», por lo que cree que cada centro «debería hacer una interpretación individual» en lo que respecta al uso del comedor.
Demasiados lácteos y poca fruta
Los niños españoles no siguen una dieta sana ni en el colegio ni en casa. Sólo el 6% de los escolares hace un desayuno equilibrado que incluya fruta, lácteos y cereales, según el estudio «Vida saludable» elaborado por la empresa de cátering Aramark. Los almuerzos del comedor abusan de precocinados y carnes, dejando en un segundo plano verduras y legumbres. Para merendar, la estrella son los dulces industriales en lugar de la fruta. Además, un 65% de los niños cena pizza dos veces a la semana, mientras que las ingestas medias de pescado son la mitad de las obligadas. Las raciones de lácteos también deberían reducirse: las seis diarias de media doblan los niveles saludables de proteínas.
En primera persona
«Podríamos ahorrar hasta un 40% con la comida de casa»
Carla Pérez y su marido tienen tres bocas que alimentar: Pablo, Rocío y Lucas, de 6, 4 y 3 años respectivamente. Con todo, a la hora del almuerzo pueden estar tranquilos, porque sus tres retoños comen en el colegio concertado en el que estudian. «Eso nos aporta comodidad, pero también seguridad, porque sabemos que la alimentación que están recibiendo es equilibrada», dice Carla, que trabaja para la Fundación Mujer Familia y Trabajo, entidad que, precisamente, busca el equilibrio entre vida personal y profesional, así como la integración socio-laboral. Con todo, Carla también hace números: 120 euros cuesta el comedor para cada uno de sus hijos. «El ‘‘tupper'' me ahorraría dinero. Si pago 400 euros al mes, me podría ahorrar entre el 30 y el 40 por ciento», afirma. Para esta madre, lo ideal sería «poder elegir» según la época. ¿Por ejemplo? Los niños se llevarían comida de casa aquellos meses que caen en el comienzo de las vacaciones, pues pese a que no van todo el mes a clase, los padres tienen que abonar el mismo pago por el comedor. ¿Y cuál sería el menú de la tartera? «Un equilibrio entre hidratos de carbono y la verdura por un lado, y el pescado y la carne por otro», asegura Carla.
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