Asia

Islamabad

Amenazas de muerte islamistas si se perdona a Bibi

Los teléfonos no pararon de sonar en el despacho del ministro federal para los Asuntos de las Minorías. Una docena de veces, Shabaz Bhatti tuvo que interrumpir la entrevista para contestar las llamadas y desmentir la falsa información sobre la repentina liberación de Asia Bibi. Bhatti dejó claro que «este asunto debe seguir su proceso reglamentario».

La Razón
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El miércoles, Bhatti entregará un informe sobre el caso de Bibi al presidente Asif Zardari, que «en los días sucesivos podría decidir si le concede o no el perdón, o deja que el Tribunal Superior de Lahore continúe con el proceso de apelación». «Los próximos días son decisivos; mi deseo es que Asia salga lo antes posible de prisión, pero no puedo adelantarme en la decisión del presidente», puntualizó el ministro, que recibió el pasado sábado a Ashik Masih y sus tres hijas. «Di mi palabra a la familia de que mantendré viva a Asia, cueste lo que cueste», afirmó Bhatti, antes de insistir en que Bibi «es totalmente inocente».

Según sus investigaciones, la denuncia interpuesta por el mulá Qari Salam es «ilegal», porque «él no fue testigo directo». El clérigo fue a la comisaría de Policía, cinco días después de que Asia hubiera cometido, presuntamente, un delito de blasfemia y «sin aportar pruebas». «El mulá Salam amenazó al oficial de Policía con represalias si no formulaba la denuncia», aseguró Bhatti.

El ministro, de fe católica, y fundador de la Alianza para Todas las Minorías de Pakistán (APMA, en sus siglas en inglés), adelantó a LA RAZÓN que seguirán con las manifestaciones a favor de Asia por diferentes partes del país.

«El sábado organizamos una gran protesta en Lahore y el próximo jueves será en Islamabad. Después, iremos a Multán, la ciudad de donde proviene el primer ministro».
La protesta del sábado en Lahore y el posicionamiento a favor de la liberación de Bibi de varios miembros del Gobierno, entre ellos Bhatti y el gobernador de Punjab, Salam Taser, ha levantado la ira de los islamistas.

El propio Bhatti reconoció haber recibido llamadas anónimas de «grupos ilegalizados islamistas» amenazándole de muerte si continúa adelante con el caso de Bibi. «No tengo miedo. Llevo más de 30 años luchando por los derechos de igualdad y justicia para las minorías», declaró el ministro. «He estado en la cárcel y he sido torturado durante el Gobierno de Nawas Sharif, cuando intentó implantar la sharia en Pakistán. He sobrevivido a dos intentos de asesinato», continuó Bhatti, antes de aseverar que «apoyo firmemente la derogación de la Ley sobre la Blasfemia, que provoca un enorme sufrimiento a las minorías, aunque ello me cueste mi puesto en el Gobierno».

Varios movimientos extremistas han amenazado con «matar a todo aquel que esté trabajando por la abolición», insistió Bhatti, que citó entre otras, a la organización Tahafuz Namoos-e-Risalat Mahaz (TNRM), que ha llamado a una movilización masiva el jueves en Lahore. Sami-ul-Haq, líder de Jamiat Ulma Islam, dijo que «cualquier intento de anular la Ley sobre la Blasfemia conduciría al país a una guerra civil».

Varias fuentes cristianas aseguraron a LA RAZÓN que Bibi podría haber sido liberada durante el fin de semana y trasladada personalmente a Islamabad por el gobernador Taser «porque su vida corre peligro». «Llamé a Ashik y su hija Sidra contestó al teléfono. Me dijo que su padre había salido. Su móvil permaneció apagado todo el día», explicó la fuente, que piensa que Ashik se ha reunido con Bibi.