Sevilla
Rubalcaba: «Revisaremos los acuerdos con la Santa Sede»
El de Alfredo Pérez Rubalcaba ante el plenario fue ayer el discurso de la solvencia, la razón y el contenido. Sin alharacas, sin estridencias y con compromisos, no tanto en lo orgánico como en lo político. No arrancó grandes aplausos, salvo cuando arengó a las masas con la amenaza de revisar los acuerdos con la Santa Sede si la derecha seguía con su afán «revisionista». Sabía para qué auditorio hablaba y buscaba con la mención la jarana. Por lo demás, ofreció un liderazgo fuerte, más colectivo que «caristmático», pero no personalista y defendió más peso para las federaciones del PSOE pero siempre que no se traspase la línea que separa «un partido federal de una confederación de partidos».
Así trazó la senda por que la quiere que discurra un proyecto de cambio para «seguir siendo el PSOE», sin renunciar a ser partido, no socialista, ni obrero , ni tampoco español.
Un partido, defendió, que diga lo mismo en toda España, que defienda que los privilegios no se heredan y que deje de hablar de lo mal que lo está pasando para hacerse» cargo de los problemas de los ciudadanos en lugar de pretender que los ciudadanos se «hagan cargo» de los problemas del PSOE. Y para eso, ofreció una oposición útil, sin «radicalismo verbal», sino con el mismo estilo que llevó a Zapatero a la victoria electoral cuatro años después de ser elegido secretario general del PSOE.
Y en el plano orgánico, defendió que el candidato a la presidencia del Gobierno sea elegido en primarias abiertas por los simpatizantes y se mostró abierto a la elección directa del secretario general.
Se verá. Igual que el compromiso firme de que no haya con él de líder «ni rubalcabismo, ni salvoconductos, ni cobro de facturas, ni cheques en blanco». Y es que clamó: «No soy sectario, odio el sectarismo» y «no es momento de liderazgos personalistas. Nunca he creído en los salvadores, y ahora menos que nunca». Claro que también dijo: «A mí no me van a quebrar, seré un líder del PSOE fuerte. No me harán dar un paso atrás».
¿Su hoja de ruta? Rearmar ideológicamente al Partido Socialista, cambiar la organizació para hacerla más eficaz y útil y recuperar el Gobierno. Lo suyo es el «cambio con contenido», afirmó antes de acusar ya al Partido Popular de haber salido del Gobierno «mintiendo».
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