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El Gran Capitán

La Razón
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A Joan Laporta le han encontrado debajo de la alfombra las cuentas del Gran Capitán. Entre palas y azadones ha superado cientos de millones. Se supone que por ello se han escandalizado miles de socios del Fútbol Club Barcelona y ello no es lo más grave. La gran anomalía reside en la norma que se debe aplicar a los dirigentes de los clubes deportivos. Son sólo cuatro entre los 20 clubes de Primera División. Las sociedades anónimas y los clubes se rigen por leyes distintas con el agravante de que a los presidentes del gremio de Laporta nunca se les exige el cumplimiento de la ley.
El problema que se debe plantear la nueva directiva no es solamente pedirle responsabilidades por los desafueros cometidos
en gastos extraordinarios, sino exigirle que cumpla con la obligación de responder por las deudas acumuladas. Esta es la cuestión fundamental, aunque en el fútbol español no hay conciencia de que los dirigentes deben pagar los desperfectos. Laporta, como otros directivos de
otros clubes, debió considerar que tras época de triunfos nadie iba a pedirle explicaciones. Se ha equivocado. El ex presidente barcelonista se va a buscar la coartada de la persecución política. Dado que encabeza un partido de nueva formación, independentista radical, tendrá a mano la coartada de que la derecha
constitucionalista le persigue.
Por muchos argumentos que exponga, ningún culé le perdonará los abusos cometidos durante su mandato. En el campo de la política, antes de llegar al mando ya ha demostrado que no ofrece confianza alguna. No le lavará ni el agua del Jordán.