Andalucía
Grandes éxitos del verano
Terminó julio con la buena nueva de la encuesta oficial que daba al PP de Arenas una ventaja de siete puntos sobre el PSOE de Griñán y acabamos de darle boleta a un mes de agosto tan parco en noticias como pródigo en éxitos y en venturas políticas. La noticia, en sentido estricto, ha sido, claro está, la tan repetida este verano del calor que ha hecho en todas partes, según se ha venido proclamando al unísono en las televisiones del país de manera tan cansina. Los éxitos, por su parte, se han escorado una vez más hacia el lado de la política, como ya se ha dicho. Por ejemplo: conseguido ha quedado el enorme éxito de Rubalcaba en el descenso de los accidentes de tráfico, con lo que por fin sabemos que su número disminuye conforme la Guardia Civil deja de poner multas y hace huelga y demuestra de paso que el Gobierno nunca tuvo afán recaudatorio sino que, en realidad, aguardaba con ansiedad este momento. Éxito también con el paro, cuyo aumento incesante no cabe calificarse sino de «excelente», en cita aproximada y reciente del presidente Griñán y de su consejero de Empleo, Manuel Recio. Y éxito además en Doñana, donde el nivel de protección y de garantías sobre el Parque le parecen a la Junta tan de buten que una nueva reserva sobre la costa auspiciada por el Gobierno ha sido tildada de «exagerada» por parte de Griñán. Porque no me dirán ustedes que no sería todo un éxito que un constructor de coches, por ejemplo, dijera que sus vehículos son tan seguros que resultaría «exagerado» tener que ponerles airbags. En su caso, lo de que hay quien quiere que por Doñana pase un oleoducto de un amigo y que su costa está justo en la plena intersección, sólo son habladurías aún por confirmar.
Pero más allá de los airbags que el Gobierno quiere poner a Doñana, el mayor éxito del verano creo que ha sido la renuncia del PSOE a celebrar primarias en Andalucía para elegir a sus alcaldables. Griñán acaba de descubrir que cuanto más se silencia a las bases de su partido y a sus posibles sectores críticos, más unánimes resultan las elecciones y menos se discute su decisión. Y lo mejor de todo: que por fin hemos descubierto, con este ninguneo a su propia democracia interna, para qué quiere a Andalucía el PSOE de ZP. Hasta ahora sabíamos que en los buenos tiempos no la quiere para nada y ahora sabemos también que en los malos la quiere para tenerla callada.
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