Los Ángeles

El presentador que se pasó de gracioso

Ricky Gervais, vetado por sus chistes de mal gusto en los Globos de Oro

Ricky Gervais, a su llegada a la gala, con la actriz Jane Fallon
Ricky Gervais, a su llegada a la gala, con la actriz Jane Fallonlarazon

Buscar un cómico para presentar una gala de premios suele ser la mejor manera de soportar una ceremonia que puede extenderse varias horas entre agradecimientos y dedicatorias varias. Sin embargo, los organizadores de los Globos de Oro lo pensarán muy bien antes de decidir quién ejercerá de maestro de ceremonias. De momento, ya tienen claro que Ricky Gervais, el «showman» de este año, no repetirá. «Ricky no será invitado a la próxima gala, es un hecho. Cualquier película que haga puede olvidarse de que pueda ser nominada. Humilló a la organización anoche y fue muy lejos con algunas estrellas. Sus representantes nos llamaron para quejarse», afirman desde la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, responsables del evento.

Y es que, a pesar de que en Estados Unidos todos conocen el humor ácido de Gervais, eran pocos los que se esperaban que traspasara la delgada línea roja que hay del ataque irónico a la ofensa. Lo cierto es que repartió a diestro y siniestro. «Va a ser una noche de juerga y mucho alcohol, o lo que Charlie Sheen llamaría un desayuno», soltó, conociendo los problemas con la bebida del actor.


Sexualidad cuestionada
Tampoco tuvo reparos en atacar a Demi Moore a través de su joven novio: «Demos la bienvenida al papá de Ashton Kutcher: ¡Bruce Willis!». En esta misma línea, cuestionó la sexualidad de Tom Cruise y John Travolta, se cebó con la pasión por la cirugía estética de las protagonistas de «Sexo en Nueva York», dudó de la calidad interpretativa de Johny Depp y arremetió contra la edad de Cher, un blanco fácil. Y si desde España se ve como un regalo las candidaturas tanto a los Globos de Oro como a los Oscar, el cómico los restó importancia: «La mejor película de habla no inglesa, una categoría que en Estados Unidos no le interesa a nadie», comentó.

Gervais ha salido al paso de las críticas a través de su blog y asegura que «se me permitió elegir con antelación a quién presentar y, evidentemente, elegí a aquellos para los que tenía las mejores bromas y tenían mejor sentido del humor». Y a pesar de la cara de estupefacción entre los asistentes a la ceremonia, él defiende que «todo el mundo se lo tomó bien y la atmósfera entre bastidores y tras la gala fue genial». No parecieron verlo así Tom Hanks y Tim Allen cuando subieron al escenario: «Este tipo antes era gordito y gracioso. Ahora no es ninguna de las dos cosas», dijeron. Sin embargo, también contó con un aliado: Robert de Niro. Cuando recogió el premio honorifico Cecil B. DeMille se arrancó con un chascarrillo sobre la ley norteamericana de inmigración. «Antes de esta gala fueron deportados muchos de los votantes junto a la mayoría de los camareros y Javier Bardem», señaló entre risas De Niro.


Las perlas del cómico
« En serio, ¿quieren ir a ver a Cher a un concierto? No. ¿Por qué no? Porque no estamos en 1975»
« Esta es una noche de fiesta y borrachera, lo que Charlie Sheen llamaría un desayuno»
« A continuación, demos la bienvenida al papá de Ashton Kutcher: ¡Bruce Willis!»
« A ‘‘Sexo en Nueva York'' le tenían que premiar por los efectos especiales. Sabemos vuestra edad»