País Vasco
Iñaki Ezkerra: «Estoy harto del tema vasco»
Iñaki Ezkerra regresó a la narrativa con los relatos de «Cuentos de amor y odior» (Bruguera). Pero era inevitable que más tarde o temprano volviera a los versos. Por eso, antes de que acabe este año, publicará «Los sonetos marítimos» en Huerga & Fierro, un poemario que reúne cincuenta sonetos con el mar como eje central.
«Es un libro que he tardado doce años en terminar. ¿Por qué? Porque el editor me metió prisa para terminarlo. De no ser por eso, podría haberme demorado doce años más –ironiza sobre sí mismo el escritor–, la poesía no tiene prisa». El autor, colaborador de LA RAZÓN, que en esta ocasión se aleja del País Vasco –«No aparece ni una sola alusión. Estoy harto del tema vasco»–, ha incluido alguna composición, como «Nadar», que ya se había editado con anterioridad en la antología «Un siglo de sonetos en español» de Jesús Munárriz, que apareció en Hiperión en 2000. Esta publicación se suma a «Cuentos de amor y odior», que se editó en primavera, un conjunto de cuentos que resaltan con ironía aspectos de la realidad. Desde las relaciones íntimas, las amistades que se empeñan en explicarnos su viaje o las imposturas que rodean ciertas actitudes en el País Vasco, como la de esa familia bien que con el pretexto de disfrutar de una buena comida es capaz de meterse en una «herriko taberna».
Gastronomía y drama
«Lo he visto, no me lo he inventado. Existen personas que son muy pijas, casi de extrema derecha, y que pueden aducir la relación calidad precio para ir a comer a estos lugares. Lo que aclaro es por qué lo hacen. De hecho, detrás de ese canto alrededor de la gastronomía vasca, lo que late es el drama», comenta el autor, que se ha aproximado a esta situación en otros tres relatos. Una de las características de estos cuentos es que nada parece lo que es. Uno se aproxima a una trama y después encuentra un significado que desnuda el alma humana. «Disfruté mucho de joven con los escritores latinoamericanos. Ellos me aportaron las claves para que funcione una historia. Recuerdo, "la teoría de la bicicleta"de Julio Cortázar.
Él decía que el cuento sólo podía mantener el equilibrio gracias a la velocidad. En cuanto dejas de pedalear se cae, como pasa con la bicicleta. Otra teoría que he tratado de aplicar es la del clavo de Chéjov, que alude a la economía de elementos. «Si se menciona un clavo es porque alguien se va a colgar de él». Ezkerra, que se alegra de que Antonio Basagoiti, presidente del PP en el País Vasco, haya citado su obra –«Me alegra, aunque lo prefiero como político a crítico literario», bromea– aborda las parejas. Algo que aparece en el título. Ese «odior» que se ha inventado. «Acuñé esa palabra para definir un sentimiento que no es amor ni odio. Es "odior", un tipo de aborrecimiento que requiere tanto esfuerzo como el amor. Me he divertido inventando una palabra que no está en el diccionario. Sobre todo al ver cómo los ordenadores y los correctores se resisten a aceptarla. Ha sido una lucha, pero la he hecho circular, aunque mi ordenador se negara a admitirla».
«Nadar»
Alguna vez la nada selló un pacto/ secreto con el agua, esa materia/ que finge ser un poco menos seria / y dura que la tierra para el tacto./
Y así pasó de ser potencia a acto/ si alguien nada en el mar o en una arteria/fluvial, en la abundancia o la miseria./ Nadar es un asunto muy abstracto.
Nadar es conjugar la nada en verbo/ y nadador el más húmedo siervo/ del nihilismo huyendo como un galgo/
hacia la metafísica; el gerundio/ de la oquedad; nadar es un infundio; / es ir haciendo con la nada algo.
«Cuentos de amor y odior»
Iñaki Ezkerra / Bruguera / 152 páginas 16,50 euros
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