Casitas de papel

El mundo y sus mundos; divisiones étnicas, territoriales, económicas. Ciudad del Cabo, blancos, mestizos y negros. Riqueza, ostentación, miseria. Negro y pobre. A las afueras de la urbe, el gueto. Millones de paredes de cartón, de madera, algún ladrillo; techos de lata, plástico, ramas. Millón y medio de personas en el «town ship», la segregación legal; el «apartheid» del siglo XXI, donde los «morenitos», negro, no se me ofenda, salen y entran de una cárcel sin barrotes. Millón y me- dio de pobres. Respiran, sueñan, anhelan. Gente sin cultura ni oportunidades; inmigrantes de Bostwana, Zimbabwe, Swa- zilandia o Mozambique. «Morenitos». Persiguen un mundo mejor y acaban en el submundo. El hombre trabaja cuando hay cosechas, o si puede. Se queda al cuidado de los niños, docenas de criaturas sin futuro, mientras la mujer, mano de obra con un mercado más amplio, trabaja. Pobres de solemnidad, viajeros con fecha de caducidad a la vista. Carne de cañón, de sida, de tuberculosis. Casitas de papel. Otra vida.