Carreteras
Los jóvenes causan más accidentes de tráfico por falta de formación
Los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte entre los jóvenes y, aunque es un sector de la población entre el que la tasa de siniestralidad se ha reducido considerablemente, aún queda mucho camino por recorrer. De hecho, un informe reciente de la Fundación Mutua Madrileña alertaba de que el 15% de los jóvenes de entre 18 y 25 años causa al menos un accidente al año.
La clave para reducir la siniestralidad en la carretera entre los más jóvenes está en la educación desde la infancia y en una mejora de la formación, en el mantenimiento de campañas preventivas, en el empleo de más recursos para combatir esta lacra y evitar esa imagen recaudatoria que a veces llega al ciudadano de la Administración. Y no sólo eso, es necesario que se mejoren los puntos negros de las carreteras, que haya una mejor señalización y que no se baje la guardia nunca en esa lucha contra la accidentalidad. Ésta es la conclusión de la mesa redonda celebrada el pasado jueves en LA RAZÓN, en la que participaron destacados expertos para hablar de «Los jóvenes y la seguridad vial: entre la prevención y las legislación». Entre los asistentes se encontraban Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña; Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA); Antonio Lucas, coordinador de Seguridad Vial de RACE; Elena de la Peña, subdirectora general técnica de la Asociación Española de la Carretera; Gustavo Almela, director de relaciones externas de la Asociación para el estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme), y Carmen Bieger, directora de Responsabilidad Social Corporativa de Antena 3.
Desde los colegios y las autoescuelas hasta las redes sociales y los foros de internet, hay que aprovechar todos los canales de los que disponen los jóvenes para hacer un trabajo de prevención y concienciación, pues el principal problema «es la poca percepción del riesgo que tienen los conductores con poca experiencia», apuntó el director general de la Fundación Mutua Madrileña.
Cooklin alertó de que «el segundo año de carné es el período crítico de los jóvenes conductores» y reflexionó sobre la idea de que «los varones provocan un 67% más de accidentes que las mujeres de la misma edad».
El presidente de AEA, Mario Arnaldo, se mostró partidario de impulsar «medidas dirigidas más a la prevención de la siniestralidad que a la constante modificación de la legislación». Arnaldo dijo que la seguridad vial ha de constituir «una asignatura que esté presente en el currículum escolar, en las escuelas de conducción y en los cursos de perfeccionamiento posteriores o, incluso, para personas mayores».
En esta línea, el director de relaciones externas de Aesleme, Gustavo Almela, lamentó que la asistencia a las clases teóricas de las autoescuelas no sean obligatorias, porque «he comprobado que nadie acude», lo que consideró una «oportunidad perdida» para concienciar a futuros conductores.
Sensibles al mensaje
Las cifras, no obstante, ponen de manifiesto que las políticas de seguridad vial tienen una mayor repercusión entre los más jóvenes, ya que los accidentes mortales provocados por los españoles entre 15 y 24 años se redujeron más de un 60% entre 2003 y 2009. «Los mensajes de seguridad al volante les llegan mucho más a ellos que al resto de conductores», defendió la directora de responsabilidad social coorporativa de Antena 3, Carmen Bieger, quien cree que las personas con años de experiencia en la carretera tienen mucho que aprender de los novatos. Bieger afirmó que, entre los de menos edad, cada vez son más sensibles al tema del alcohol, y es habitual que usen el transporte público o que se turnen para no beber, mientras que «los adultos, cuando salen a cenar, suelen consumir alcohol».
El coordinador de Seguridad Vial de RACE, Antonio Lucas, también consideró que los conductores de menos edad han pasado del «yo controlo» al «transporte público». Lucas aseguró que lo que mejor funciona con lo jóvenes es «la formación horizontal», es decir, la que les llega a través de cosas cotidianas para ellos, como revistas o programas afines, revistas juveniles, o el mensaje que dan personas que son para ellos un referente. Además, el representante de RACE subrayó que los chicos y chicas son muy sensibles a las imágenes impactantes y que, en muchos casos, «agradecen el visionado de vídeos que muestren las verdaderas consecuencias de una conducción no responsable».
En este sentido, el director de Aesleme contó la experiencia de su asociación, que desde hace años trabaja por la concienciación y la prevención de accidentes. En sus campañas, son las víctimas de los accidentes de tráfico con secuelas irreversibles, y otras personas implicadas, las que hacen a sus oyentes partícipes de su sufrimiento. «No es sólo una silla de ruedas, es un padre que no lo supera, una tragedia familiar, una dependencia de por vida, incluso muchos problemas económicos». Con este crudo testimonio «se consigue concienciar a los conductores, al menos por una temporada», se felicita Almela.
Desde el punto de vista de las infraestructuras, también se puede trabajar por la reducción de la siniestralidad. La subdirectora general técnica de la Asociación Española de la Carretera, Elena de la Peña, manifestó que «la carretera está implicada, de alguna forma, en los accidentes». De la Peña citó dos mejoras clave: más seguridad en las salidas de vía, donde se concentran más siniestros, y la iluminación de las vías. «Aunque la instalación de las farolas sería una inversión importante, el coste de mantener la iluminación sería bajo por las vidas que se salvarían».
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