Cataluña
El sudoku socialista por Toni Bolaño
Pere Navarro ha sido investido como candidato en el peor momento para el PSC. Tiene dos meses para remediar un batacazo electoral, limar asperezas y desconfianzas en Madrid y lidiar en un partido dividido para unificar el mensaje a los ciudadanos y conformar un grupo parlamentario a su medida. En el Consell Nacional ha ganado el pulso, según guión, a Montserrat Tura. Ha hecho un discurso de candidato intentando marcar la hoja de ruta. Montserrat Tura ha recurrido al sentimiento. «Sonó a despedida», afirma un miembro del Consell Nacional. Y lo será. Montserrat Tura es consciente de que no estará en las listas porque Pere Navarro está dispuesto a librar la primera batalla en las listas en busca de la cohesión interna. Su objetivo es acabar con la indefinición y la falta de determinación que están gangrenando al socialismo catalán y que tienen visos, más que suficientes, de acabar afectando al conjunto del PSOE. El nuevo candidato debe actuar con celeridad y sin que le tiemble el pulso.
Navarro accedió a la primera secretaria del PSC en diciembre. Hasta ahora ha intentado mantener el equilibrio para que las heridas no supuraran. Lo ha conseguido pero ha tenido que pagar un alto precio. El PSC se abstuvo en la moción soberanista que presentó Mas en el Parlament y que prevé la celebración de un referéndum. Optó por la abstención para evitar la ruptura interna. En Ferraz no ha gustado nada su postura porque consideran que da patente de corso a Mas en su transición soberanista. Pero, para Navarro, era la única salida al laberinto. El PSC estaba a punto de saltar en pedazos.
Las encuestas conocidas este fin de semana ponen en evidencia que los ciudadanos han perdido la confianza en los socialistas. En días de trincheras, con discursos cruzados, estar en tierra de nadie no está bien visto. En dos meses, el nuevo candidato socialista debe construir un mensaje antiindependentista y federalista, alejado de los nacionalistas de CiU y alejado del unionismo del PP. Los sondeos le dan un pequeño respiro porque los populares no dan el «sorpasso» a pesar del momento de los socialistas y CiU no llega a la mayoría absoluta. Sus esfuerzos deben concentrarse en clarificar el mensaje electoral, conciliar con el PSOE y empujarlo hacia el discurso federal, y aspirar a que la derrota electoral sea asumible. Navarro sabe que esta batalla la tiene perdida, pero no será la última.
La primera escaramuza del nuevo candidato serán las listas. La voz del PSC debe ser uniforme en el Parlament y en la calle. Para conseguirlo debe actuar, manteniendo la pluralidad del PSC, pero cerrando filas en torno a un mensaje inequívoco frente a nacionalistas y populares. Navarro dicen que no está dispuesto a vacilar. Sabe que se dejará alguna pluma en el camino, pero el camino es largo y el lastre molesto. Al contrario que Tura, que ha tenido el valor de presentar su candidatura, Ernest Maragall ha hecho lo habitual. No ha dado la cara. Dijo esta semana que estaba dispuesto a presentar su oferta a los catalanes. Lo que tenga que decir lo hará en algún medio de comunicación que le hará de altavoz. Vamos, lo habitual. Quizás entre bambalinas sigue apostando por crear un partido socialdemócrata junto con su amigo, y ahora conseller de Cultura con Artur Mas, Ferrán Mascarell, al margen del PSC. Mascarell puede estar interesado en crear este partido que sirva de apoyo a CiU en el próximo Parlament. Mas no ve con malos ojos esta opción y Mascarell necesita hacerse valer o se quedará descolgado en la próxima legislatura. El tiempo dirá pero corre demasiado deprisa y no es infinito.
Carme Chacón también ha estado presente en el Consell Nacional para expresar su apoyo a Navarro. Es un baluarte para el nuevo candidato. Por eso, ayer no tomó la palabra y ha expresó sus opiniones para darle todos los focos. Pero pronto romperá su silencio. Chacón sabe que su discurso nítidamente independentista y federalista será oído con atención en Cataluña, pero también en el resto de España, donde los partidarios de dividir en dos al PSC aumentan, como si ésa fuera la gran solución para el PSOE.
«En el PSC está todo muy difícil, como decía hace unos días un dirigente socialista». «No está todo perdido, pero vamos por el filo de la navaja», añadía. Navarro tendrá que caminar por ese filo de lo imposible. Dos meses se antojan poco para cerrar heridas. A pesar de su buena relación con Rubalcaba, la confianza está tocada. De momento, ha conseguido una tregua. Ahora, como candidato tiene la oportunidad de construir un nuevo PSC. El que hemos conocido hasta hoy tiene los días contados. Si no hace el sudoku, Navarro también empezará su cuenta atrás. Ahora tiene las cartas, debe empezar a jugar.
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