Barcelona
«Pelléas et Mélisande» vuelve 50 años después
BARCELONA- El estreno de «Pelléas et Mélisande» en 1902 fue todo un acontecimiento. La obra de Claude Debussy, basada en textos de Maurice Maeterlink, definió una nueva forma de acercarse al universo operístico, alejado de los caminos comunes de Verdi, Puccini o Wagner. La reacción fue visceral, la mitad la odiaron y la otra la defendieron a capa y espada. Cien años después, conserva este misticismo y permanece como una pieza única y singular que ayudó a definir el simbolismo musical.
Producción icónica
El Gran Teatro del Liceo acoge, 49 años después de su última puesta en escena en el coliseo lírico, este gran hito de la ópera del siglo XX y lo hace con la que está considerada su adaptación canónica, ideada por el prestigioso Robert Wilson en 1997 para la Ópera Nacional de París y el Festival de Salzburgo. En esta ocasión cuenta con dirección musical de Michael Boder y un elenco de lujo que incluye a Jean-Sébastien Bou, John Tomlinson, María Bayo y Laurent Naouri. «Wilson nos ha enseñado a utilizar nuestro cuerpo como si fuese una coreografía llena de tensión. Nunca había hecho nada parecido», comentó ayer Bayo.
La propuesta es tan inusual como su partitura. Wilson desnuda la escena hasta su esencia y crea una poética relación entre los cantantes, sacando a la luz los tintes simbolistas de su libreto. «Es una ópera de contrastes, de luz y sombras, de algo pesado a algo ligero, de algo cerca y algo lejos, y cómo estos términos pueden confundirse. Es una ópera que se basa en el dos, la unión de contrarios», señaló ayer Wilson.
La historia es simple y nos presenta a la frágil y sensible Mélisande y cómo se enamora del hermano de su marido para un final tan trágico como luminoso. «La partitura no tiene una estructura definida y nuestro trabajo era levantarla en la puesta en escena y presentarla de forma que el espectador pueda tomar sus propias conclusiones de lo que ve», señaló Wilson.
Rescate de último segundo
El montaje fue uno de los damnificados por elERE temporal del Liceo y que paraba la actividad del teatro durante dos meses. Cuando se llegó a un acuerdo con los trabajadores, pudo volver a programarse para alegría de los aficionados. «Es mi primera vez en Barcelona y me hizo muy feliz que al final no cancelaran el montaje y poder estrenarme en el Liceo», afirmó Tomlinson, que interpreta a Arkel.
De esta forma, del 27 de junio al 7 de julio el coliseo barcelonés recibirá uno de los montajes más aplaudidos de los últimos 15 años y que hoy día no ha perdido ni un ápice de su vigencia. «Mi trabajo es levantar una especie de marco, de superestructura, donde los intérpretes puedan desarrollar su talento. Por eso, con cada elenco el montaje es totalmente diferente. No se ha necesitado hacer ningún otro retoque», sentenció Wilson.
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