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«El precio de la gasolina y la leche decidirán las elecciones»

La Razón
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MIAMI- Tomás Regalado, alcalde de Miami, es un político fuera de lo corriente. No se trata sólo del cargo que desempeña o de los éxitos que está obteniendo, sino también de su origen y de su enfoque. Estrella de los medios de comunicación, decidió un día dar el salto a la política en las filas republicanas.
–¿Cómo se pasa de los medios a la política?

–De manera natural. En la época en que me dedicaba a la comunicación, todos los días recibía en mi programa llamadas de gentes que tenían problemas y luego era yo el que me ponía en contacto con los políticos para que los solucionaran. Al final, decidí que era mejor hacerlo yo.
–¿Cómo era la situación de Miami en 2009 cuando se convirtió en alcalde?

–Muy mala. La construcción se había detenido totalmente y el municipio tenía una deuda de 118 millones de dólares sobre un presupuesto de 500 millones. Era un enorme agujero que había que solucionar con urgencia. Entonces decidimos no aumentar los impuestos e incluso redujimos los de propiedad.
–¿Y lograron equilibrar las cuentas bajando los impuestos?
–Sí. A decir verdad, el mayor problema fue frenar la acumulación de privilegios que tenían los sindicatos.
–¿A qué se refiere?
–El Ayuntamiento tiene cuatro sindicatos correspondientes a la Policía, con un 80% de los agentes afiliados; Bomberos, con un 90%; empleados civiles y recogedores de basuras. Esos sindicatos no se enteraron de que la economía se había desplomado. Intenté, por ejemplo, que no pudieran cobrar en la jubilación más de 100.000 dólares al año. Tenga en cuenta que esa cifra se cobra tras sólo veinte años de trabajo y que luego se prolonga una década más en beneficio del heredero del agente. Además de ese tope de ingresos, también establecí el copago de la sanidad. Ahora mismo la deuda es de 24 millones de dólares y quedará reducida a cero con el próximo acuerdo con los sindicatos.
–¿Cómo resumiría usted el atractivo de Miami?
–Ésta es una ciudad hispana con la seguridad jurídica de Estados Unidos. Los españoles, que llegaron acá hace quinientos años buscando la fuente de la eterna juventud, han regresado ahora en busca de El Dorado. Contamos con muchos inversores españoles y con nuestra cultura, nuestra seguridad, nuestro clima; es un proceso que irá en aumento. Por otro lado, Miami tiene una posición estratégica y, sobre todo, una configuración que la ha convertido en lo que será Estados Unidos en veinte años o menos. Además tenemos una relación especial con Madrid. Tan sólo estamos a la espera de que Ana Botella confirme de manera formal nuestro hermanamiento.
–Si le parece, vamos a pasar a las elecciones presidenciales, ¿qué papel representa su ciudad en ese proceso?
–Clave. Florida siempre ha sido un estado esencial, pero dentro de Florida, el sur decide el estado y, sobre todo, lo hace Miami que, por ejemplo, decidió las elecciones de 2000 por sólo 700 votos.
–¿También lo ven así los candidatos?
–Sin duda, Miami siempre les ha resultado muy atractivo. Vienen a tomar café a la calle Ocho, derriban a Fidel Castro… y luego regresan a Washington y se olvidan de todo.
–¿Cómo ve usted la situación electoral?
–Los republicanos no han logrado despertar el entusiasmo que lograron en 1984 con Reagan o en 1988 con Bush padre y eso es un peligro para Romney. Pero, por otro lado, hay mucha gente que está descontenta con la marcha de la economía con Obama, y hay que recordar que la gente vota con el bolsillo.
–¿Se atrevería a pronosticar un resultado?
–Hasta octubre no se podrá hablar con certeza, pero las elecciones las decidirán los precios de productos esenciales como el del galón de gasolina o el de leche.