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La coalición acuerda aumentar la presión para que Gadafi se vaya

La coalición de países que interviene en Libia ha acordado este martes en Londres aumentar la presión política y militar sobre el coronel Muamar Gadafi para que éste abandone el poder y se pueda iniciar un proceso de reconciliación nacional que conduzca a Libia hacia la democracia y que tendrá que incluir al Consejo Nacional de Transición libio, órgano de gobierno de los rebeldes, pero también a otros actores.

La conferencia, a la que han asistido representantes de alrededor de 40 países y de cinco organizaciones internacionales (ONU, OTAN, Liga Arabe, Organización de la Conferencia Islámica y la UE, no finalmente la Unión Africana) ha concluido con el compromiso concreto de crear un grupo de contacto que asumirá la dirección política "del esfuerzo internacional"para aplicar la resolución 1973 de la ONU que autoriza el uso de la fuerza para proteger a la población civil e insta al inicio de un proceso de diálogo nacional que responda a las legítimas aspiraciones del pueblo libio.

La primera reunión de este grupo de contacto se celebrará en Qatar, que participa en la operación militar en el país magrebí, pero no a nivel de ministros de Exteriores como la conferencia de hoy, sino con la participación de directores generales, han señalado fuentes diplomáticas.

Los aliados han dejado claro que mantendrán las operaciones militares en Libia hasta que Gadafi cumpla totalmente la resolución 1973 de la ONU, lo que pasa, en palabras de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, por que deje de atacar a la población civil, retire a sus tropas de los lugares en los que han entrado por la fuerza, ponga fin al asedio que sufre la localidad de Misrata y permita que la ayuda humanitaria llegue a todo el país.

Esta presión, que incluye las sanciones para ahogar al régimen, va encaminada a favorecer que Gadafi abandone el país. Italia se ha ofrecido a gestionar su exilio en algún país africano, lo que podría facilitar que el coronel esquive un eventual proceso que el Tribunal Penal Internacional (TPI) decida abrir contra él si finalmente se refugia en alguno de los 22 países no firmantes del Estatuto de Roma por el que se instituyó el TPI.

Los asistentes a la conferencia de Londres han hecho hincapié en que no les corresponde a ellos "elegir al gobierno de Libia: sólo el pueblo libio puede hacerlo", y han reiterado que tanto el dirigente libio, Muamar Gadafi, como su régimen "han perdido completamente la legitimidad y serán responsabilizados de sus acciones".

No obstante, el primer ministro británico, David Cameron, ha defendido que el pueblo libio necesita del apoyo de la comunidad internacional para lograr sus objetivos en tres planos: para librarse de la violencia y opresión que ejerce Gadafi, para recibir asistencia humanitaria pero también apoyo a sus planes para abrir una transición hacia la democracia en Libia.
Representantes del Consejo Nacional de Transición libio se han desplazado este martes a Londres. Aunque no han participado en la conferencia, se han reunido con los jefes de las diplomacias de Reino Unido, EEUU, Francia y Alemania, que han saludado la visión que han presentado de la Libia que quieren una vez que Gadafi abandone el poder.

Los representantes de los rebeldes hablan de iniciar un proceso de transición inclusivo que no excluya a nadie, salvo a Gadafi y a los miembros de su familia, con el objetivo de llevar la democracia a Libia, donde quieren que se celebren elecciones "libres y justas".
Afirman contar con representantes incluso en localidades del oeste que están en manos del régimen y aseguran que sus miembros no tienen que ser necesariamente los que conformen el futuro Gobierno de Libia.

En una rueda de prensa en el Foreign Office, han explicado que se han desplazado a Londres para recabar "apoyo político"a sus aspiraciones, si bien han indicado, a preguntas de la prensa, que las armas que la comunidad internacional quiera proporcionar a los rebeldes, en inferioridad de recursos frente a las fuerzas de Gadafi, serían "bienvenidas".

Aunque Francia y EEUU no han descartado emprender un debate sobre la conveniencia de armar a los rebeldes, esta cuestión no se ha abordado en la conferencia, entre otras cosas porque las resoluciones vigentes del Consejo de Seguridad de la ONU prohíben dar este paso al establecer un embargo de armas que rige para ambas partes.

Presencia española
Trinidad Jiménez destacó el "consenso"y la "unidad"mostrados por los participantes en la reunión y alabó la formación de un grupo de contacto para supervisar la evolución del conflicto.

Pese a la necesidad de mantener la presión militar, reconoció que los ataques aliados no van a resolver la crisis, sino que hace falta un proceso político, en el que desempeñarán "un papel fundamental"los países árabes.

Para facilitar esa transición política, Gadafi debería abandonar el poder: "su tiempo político ha terminado y ya no puede ser parte de la solución", insistió. En ese sentido, la ministra admitió que hay que buscar una manera de propiciar esa salida, por lo que no se descarta facilitarle el exilio del dictador. La opción del exilio, aseguró, "no es incompatible"con un posible proceso judicial en el Tribunal Penal Internacional.

En cuanto a la posibilidad de armar a los rebeldes, Jiménez puntualizó que ello no se había tratado directamente en la cumbre pero requeriría la aprobación de una nueva resolución que levantara el actual embargo de armas que se aplica tanto al régimen de Gadafi como a los milicianos.

Dijo que el Gobierno español mantiene "contactos casi diarios"con el Consejo Nacional de Transición Libio, ya que coordinan con ellos la distribución de la ayuda humanitaria española, medicinas y alimentos por valor de cuatro millones de euros.

La ministra precisó que, aunque, a diferencia de Francia, España no ha reconocido oficialmente al Consejo como nuevos representantes de Libia, "son interlocutores de facto", si bien matizó que pueden aparecer otros en el transcurso del "complicado"proceso político del país.