Cine
Aquellos espectrales años 80
Javier Ruiz Caldera recupera la fórmula de «Spanish Movie» en este filme
Es una de espectros, pero en plan humor. Los clichés de las películas de adolescentes americanas, pero pasados por el filtro nacional. Es parte del equipo de «Spanish Movie», más otros actores invitados, que vuelve ahora en «Promoción fantasma» para hacer fortuna con una de espíritus. Existe un momento en el filme en que el espectador duda si se enfrenta a una comedia americana españolizada o es un homenaje a los ochenta. «Me interesaba que los personajes fueran graciosos por las situaciones», afirma Ruiz Caldera. El argumento, que mezcla humor y las dosis justas de drama, para darle emoción al guión, narra las desventuras de un ingenuo alumno, interpretado por Raúl Arévalo, que, desde la adolescencia ve espíritus (en plan «El sexto sentido»). El chaval pasa por un trauma que le marcará en su madurez. Al crecer se hará profesor e irá pasando de instituto en instituto, de colegio en colegio, y sufrirá bromas de los estudiantes, siempre viendo espectros. Así hasta que llegue al Monforte. La situación allí es trágica. Apariciones, fenómenos paranormales y la amenaza de un cierre.
¿Pero que es lo que ocurre? Como en los filmes de terror, un accidente hace años ha marcado el destino posterior. En aquel incendio murieron cinco alumnos, a los que dan vida Jaime Olías, Anna Castillo, Álex Maruny, Javier Bódalo y Andrea Duro, y que atormentan a los estudiantes y profesores. La directora, encarnada en Alexandra Jiménez, confiará el destino de estas aulas a este profesor que llegará de rebote y que será fundamental para redimir pecados no confesados y traumas sin resolver. El director, Javier Ruiz Caldera, vuelve a echar mano de un repertorio (que esta vez está aderezado por la presencia de Luis Varela, Carlos Areces y Joaquín Reyes –con sus tres minutos estelares, que fueron tan mencionados por todos en la rueda de prensa) de jóvenes y de intérpretes consagrados para lograr el efecto comicidad adecuado.
Recuerdos del colegio
«No es un homenaje a los ochenta», se apresuró a explicar el realizador. Pero remarcó: «Quería aprovechar esos años, que me resultan tan cinematográficos!. Raúl Arévalo fue más irónico y reconoció que no guardaba una memoria confortable de sus años en el colegio. «Tenía granos, no ligaba. No puede decir que lo pasara bien». Carlos Areces secundaba esa idea con cierto sarcasmo: «Yo era gordito, con gafas, me pasaba los recreos en las esquinas, dibujaba, era fatal con los deportes y daba grima. Vamos, que era el líder. A lo mejor por todo esto estoy en el cine». El guión, que ironiza sobre todas esas «school movies» de EEUU, vamos las comedias «teen», aprovecha el contraste entre los días actuales y aquellos, como son las bromas o el lenguaje que emplean los adolescentes.
RENTABLE «TRAVESTISMO»
La fórmula del «travestismo» cinematográfico adoptada por Sandler no es nueva, aunque sí muy rentable; que se lo pregunten, por ejemplo, a quien en 2000 se hizo de oro con «Esta abuela es un peligro».
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