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Nacho Duato: «No soy rencoroso puedo volver a hablar con Cultura»

Nacho Duato: «No soy rencoroso puedo volver a hablar con Cultura»
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Cuenta Nacho Duato que al ver en la pantalla el documental «Danse la danse», que Alain Deymier presentó ayer en Madrid (y que está patrocinado por la Fundación Loewe) se emocionó. Recoge las dos últimas semanas de gira del coreógrafo y bailarín al frente de la Compañía Nacional de Danza, antes de cambiar España por Rusia y aceptar el puesto de director artístico del Teatro Mijáilovsky.

-¿Ha cambiado mucho su vida desde que salió de España?
-Un creador y un director no tienen tiempo. Yo no puedo perder el mío en nostalgias. Sigo siendo el mismo panadero, pero ahora amaso distinta harina y cocino en un horno diferente.

-¿Le gusta la imagen que ofrece este trabajo sobre usted?
-Claro que sí, porque no es nada pretenciosa. Es una película honesta. Yo siempre digo que sin honestidad no hay verdad y sin ésta no existe la belleza. Si yo hubiese pactado con Alain el lado del que quería ser fotografiado o la mejor pose para ser inmortalizado estaríamos ante una falsedad.

-¿Cómo es su vida en San Pertersbugo?
-Mi trabajo es maravilloso y estoy feliz. Ya lo echo de menos. El idioma es cautivador y la cultura te envuelve. Soy el primer coreógrafo que entra en el ballet imperial ruso en 103 años. Al principio me miraban como a un bicho raro, pero ya pasó. Se están abriendo. Todos me llaman maestro desde el primer día, aunque yo no me considere como tal. Y es que se dirigen a ti desde el respeto.

-¿Usted no se sintió respetado y por eso precipitó su salida de la Compañía?
-No soy imprescindible, pero la manera en que se me abrió la puerta para que me marchara fue de pésimo gusto. El cambio estaba cantado, aunque las formas no fueron las adecuadas.

-¿Volverá a España? ¿Podría colaborar en el futuro con la CND?
-Volveré en 2013 y de gira con el Mijáilovsky. Ya estuve 20 años aquí. Fíjate que firmé por cinco en Rusia y me han hecho un contrato indefinido. Un director necesita tiempo para preparar su proyecto. Yo tuve el mío, pero los políticos sólo saben de fechas. Los que estaban se han ido y podemos empezar a hablar de nuevo. No soy rencoroso.

-¿Qué le tendrían que ofrecer en España para regresar?
-Un teatro en las mismas condiciones que el Mijáilovsky con 160 bailarines, su presupuesto, su coro y orquesta...

-¿Conoce el trabajo de su sucesor, José Carlos Martínez?
-No tengo la menor idea de lo que está haciendo. Le deseo que le vaya bien. Los bailarines viven una nueva etapa. Yo los elegí y los eduqué.