Palma de Mallorca

Don Juan Carlos cumple con la tradición por Carmen Enríquez

La Razón
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Es sabido de todos que la Constitución española no otorga poder ejecutivo al Rey en la acción de gobierno. Tan sólo posee la facultad de moderar o arbitrar la vida pública junto con la de representar al Estado español. Sin embargo, sí está contemplada en el texto de la Carta Magna la posibilidad de que el Monarca presida el Consejo de Ministros, algo que hará el próximo viernes para ser informado por los miembros del gabinete de los asuntos de Estado más importantes.

Don Juan Carlos ha ejercido esa competencia con prácticamente todos los presidentes del Gobierno excepto con Leopoldo Calvo Sotelo, cuyo corto y agitado mandato no brindó la ocasión de hacerlo. Primero lo hizo en la etapa pre democrática, cinco veces con Carlos Arias Navarro de jefe del Ejecutivo, puesto que el Rey tenía entonces todos los poderes heredados de Franco. Después, una vez aprobada la Constitución, lo ha hecho en once ocasiones más. Por tanto, el monarca se ha sentado en la misma mesa que el Consejo de Ministros durante los gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

El escenario elegido para celebrar esa reuniones del Gobierno con el Jefe del Estado ha sido mayoritariamente el Palacio de la Zarzuela, en cuya escalinata se hacía una foto oficial al término del encuentro. Pero en cinco ocasiones la reunión se celebró fuera de la residencia oficial de la Familia Real, especialmente en la etapa de Felipe González, en la que Don Juan Carlos presidió el Consejo en siete oportunidades. El Palacio de la Almudaina, en Palma de Mallorca, el Palacio Real y el Monasterio de la Rábida en agosto de 1992 fueron otros lugares de reunión del Rey con el primer presidente socialista. Con Aznar, Don Juan Carlos presidió un Consejo en Santiago de Compostela en 1999, con motivo de la celebración del último año Xacobeo del milenio.

No siempre han sido estas reuniones del Rey con los sucesivos presidentes del Gobierno al principio de cada legislatura. No hay obligación de hacerlo así aunque sí se hayan escogido en los últimos años fechas muy próximas al inicio del mandato de cada nuevo Gabinete. Lo que ha sido común a todas las reuniones del Rey con el Ejecutivo es su carácter deliberante puesto que la toma de decisiones debe reservarse para el momento en que esté reunido únicamente el presidente con los miembros de su Gobierno.