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El mesías de los canapés por Sabino Méndez
Como muchos de los españoles, no me hallo recuperado todavía de la estelar aparición de Cayo Lara, líder de izquierda hundida, en nuestra celebración anual de la Constitución. Creo que confunde el hundimiento intelectual, al que se refería el adjetivo famoso de los satíricos, con el remontar votos. Cayo, intelectual sorpresa, se presentó en la celebración para decir que no había nada que celebrar porque la Constitución no sirve para nada. Colegimos pues que, si en lugar de quedarse en casa como protesta se presentó en una celebración donde él pensaba que no había nada a celebrar, estaba allí sólo por los canapés. Llamazares puede que no fuera el mejor cerebro de su generación pero, aunque naïf, por lo menos resultaba bienintencionado. Pero al populismo demagógico de Cayo Lara se le ve demasiado el latón bajo la pintura. Lo que intenta es pescar en los caladeros del 15-M, pero subestima a los integrantes de ese movimiento.
Yo los veo con simpatía porque visualizan un descontento que, aunque podría expresarse de otras maneras, reconocemos todos los españoles en la calle. Lo expresan además sin saqueos, que ya es algo. Me acerqué a una de sus manifestaciones para verlos de cerca y al lado tuve a un muchacho que había bautizado a su perro con el nombre de «flauta» (verídico). Me pareció un rasgo innegable de humor y autocrítica. Por lo tanto, ahí hay más inteligencia de lo que parece, pese a que no comprendan la religión. El rebelde de hoy es el estadista de mañana y, si Cayo Lara quiere representarlos, va a tener que bajar de verdad a esa calle que no le vota. No van a aceptar mesías que les vengan a guiñar el ojo desde las recepciones palaciegas con la boca llena de canapés.
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