Les Corts
Luna apedreó su propio discurso
No se sabe si Ángel Luna tenía a González Lizondo en la cabeza y la naranja «amarga» que le entregó a Felipe González en el Congreso de los Diputados. El numerito de ayer fue similar pero con las mil y una connotaciones negativas que tiene «tirar una piedra» en el Parlamento.
Con su histriónico gesto, Ángel Luna «tiró la primera piedra contra la corrupción» tal y como le recomendó recientemente el presidente de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll («quien esté libre de pecado que tire la primera piedra»).
Este fue, quizás, el segundo error de Luna. El primero fue dedicar casi el mismo tiempo a repasar los problemas de la Comunitat, que a «repasar» sus problemas con la Justicia a raíz de una reforma en su casa que pagó el controvertido empresario, Enrique Ortiz.
El presidente no dejó pasar la oportunidad, ninguna de las dos, y reprochó a Luna su personalismo: «los problemas personales, a la puerta de Les Corts» y le reiteró que aquél era un debate de política general.
Respecto a la pedrada, Camps recordó cómo los senadores romanos, padres de la patria, se despojaban de sus armas antes de entrar en el Parlamento, y dijo que era la segunda vez que veía cómo se usaban armas arrojadizas en un Parlamento. La otra vez, se supone, se refería al 23-F. Por lo demás, Luna dijo que colaboraría con el Gobierno en hacer unos presupuestos «realistas» y dijo no atemorizarse ante Camps.
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