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Álex contra el mundo

Director: Álex de la Iglesia. Intérpretes: José Mota, Salma Hayek, Santiago Segura, Juan Luis Galiardo, Blanca Portillo.España, 2011. Duración: 98 min. Tragicomedia negra

La Razón
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A Álex de la Iglesia le pierde escribir con mayúsculas. ¿Dónde está la letra pequeña en «La chispa de la vida?» Cada palabra –Paro, Corrupción, Avaricia, Fama– necesita estallar ante nuestros ojos, pintada con brocha gorda y tinte fosforescente sobre el muro de las lamentaciones. ¿De qué se lamenta De la Iglesia? De que la desgracia de los indignados se haya convertido en circo mediático, en valor de cambio para que los más ricos se enriquezcan más y los más pobres tengan que vender su alma con un hierro clavado en la cabeza. El lugar donde transcurre el grueso de la trama está escogido con intención, pero De la Iglesia lo utiliza como excusa para que su tendencia a la caricatura quede justificada por la dimensión simbólica del escenario. Como en «Balada triste de trompeta», el circo explica los excesos en la construcción de personajes y situaciones. No basta con que De La Iglesia haya decidido contenerse en la forma, ni tampoco que las interpretaciones de José Mota y Salma Hayek sean humildes y empáticas. No basta porque la falta de sutileza y la vulgaridad con que nos llega la denuncia de la película invalida su eficacia. Como «Balada…», «La chispa de la vida» es una película enfadada. También es ferozmente desagradable, y aunque está más segura de lo que quiere contar, es igual de misántropa.

A la sombra de «El gran carnaval», con la que comparte un obvio interés por denunciar el infortunio humano como espectáculo mediático, no resiste comparaciones: si Wilder filmaba la verdad en el fango, De La Iglesia se contenta con hundir sus pies en él.

lo mejor:
José Mota y Salma Hayek intentan humanizar un conjunto que resulta caricaturesco
lo peor:
la brocha gorda con que el director pinta su enfado contra la realidad