Francia
El descubrimiento de los zulos daría la puntilla a ETA
La documentación incautada a la jefa del aparato «logístico-militar», Izaskun Lesaca, es clave para conocer los lugares donde los terroristas almacenan su armamento
Madrid-Los investigadores franceses centran sus trabajos en tratar de localizar, en la documentación que se le incautó a la cabecilla etarra Izaskun Lesaca, responsable del «aparato logístico-militar», y a su «lugarteniente», Joseba Iturbide, pistas sobre la posible localización de los zulos, en los que la banda guarda armas, explosivos y otros materiales necesarios para cometer atentados.
Según han señalado a LA RAZÓN expertos antiterroristas, la ubicación de estos escondites, además del valor que supondría dentro de la estrategia para la desarticulación de ETA, tendría un efecto añadido, de gran importancia, ya que dejaría a los dirigentes de la banda sin los «argumentos» con los que todavía mantienen la amenaza «latente». Y no sólo frente a sus posibles víctimas, sino sobre su propio entramado, en el que ejercen un control creciente, dado el «parón» que sufre el «proceso» y los discretos resultados obtenidos en las elecciones autonómicas, muy lejos de lo que esperaban los pistoleros para tener controlado al PNV durante esta legislatura.
Por lo tanto, el hallazgo de los zulos se convierte, a corto y medio plazo, en una pieza fundamental que puede acelerar la desaparición de ETA por la vía policial y judicial, como desean la inmensa mayoría de los españoles, en especial las víctimas.
«Centralismo democrático»
El control sobre las armas, explosivos y el dinero ha sido siempre el factor que, dentro de ETA, ha dado el poder a unos en detrimento de otros. Es lo normal en las bandas terroristas, en las que se ejerce el «centralismo democrático» para la toma de decisiones. Consiste en que los jefes siempre tienen la razón, porque poseen mejor información y están más preparados que los militantes de base. Además, si a alguno le llega la tentación de discrepar, enseguida se acuerda de quién guarda las armas y la capacidad de usarlas.
El hallazgo de los zulos tendría, además, según las citadas fuentes, otro valor añadido. Cortaría de plano posibles escisiones, incluso las que se hayan podido programar como trampa dentro de la propia banda, para dar un «toque» al Gobierno, por su negativa a negociar. Si no hay armas y explosivos, ¿con qué iban a cometer atentados los escindidos?.
Los investigadores franceses cuentan a su favor con el factor tiempo. Hasta que Lesaca pueda hacer llegar su «kantada» a ETA, nadie que conozca la ubicación de los zulos se atreverá a acercarse, ante la posibilidad de que ya estén vigilados por las Fuerzas de Seguridad. La «kantada» es un escrito que los etarras tienen la obligación de enviar a la «dirección» de la banda en el que deben explicar todos los detalles de la detención y, sobre todo, los datos operativos que hayan podido caer en manos de la Policía.
Lesaca se tragó, en el momento de su detención, una tarjeta SD de almacenamiento informático. Los agentes del RAID que la arrestaron hicieron que la vomitara. Este hecho hace pensar que la tarjeta no estaba encriptada y que en ella pueden guardarse datos operativos muy importantes; por ejemplo, de la ubicación de los zulos. Además, cuando fueron capturados, tanto ella como Iturbide, estaban dormidos, y puede que alguno de los ordenadores y dispositivos informáticos, tuvieran archivos abiertos, sobre todo si habían estado trabajando en ellos antes de acostarse.
Asegurar los almacenes
Tal y como publicó LA RAZÓN en su edición del pasado 13 de junio, ETA dispone de 10.000 kilos de explosivos, entre amonal y cloratita; 190 armas cortas, procedentes del robo de Vauvert en 2006, en perfecto estado de funcionamiento; así como material electrónico y de otro tipo. Todo ello se guarda en un número indeterminado de zulos que controlaba Izaskun Lesaca Argüelles.
La elevada cantidad de explosivo, que a mediados de año fue comentada durante la celebración de encuentros de las autoridades judiciales y de seguridad de ambos países, constituye, junto con las armas, el principal elemento que sustenta la amenaza «latente» de ETA.
La banda, hasta el momento, no ha demostrado ninguna intención de entregarlos o destruirlos, sino todo lo contrario. Ha dedicado los últimos meses a asegurar los zulos. El arsenal de ETA se completa con máquinas troqueladoras de matrículas, material para falsificación y una cantidad de dinero no determinada, pero que, según las citadas fuentes, le permite una supervivencia de dos años, ya que, al menos por el momento, no tienen que hacer muchos gastos.
LESACA E ITURBIDE INGRESAN EN PRISIÓN
La dirigente etarra Izaskun Lesaca fue encarcelada anoche, al igual que su pareja y «lugarteniente», Joseba Iturbide, después de haber sido imputada como dirigente de la organización terrorista, entre otros cargos, por la juez instructora parisiense Laurence Le Vert, informa Efe. Lesaca e Iturbide, arrestados la madrugada del pasado domingo en un hotel de Mâcon (este de Francia), fueron procesados conjuntamente por asociación de malhechores, tenencia y transporte de armas y munición, transporte de explosivos así como por llevar encima documentos administrativos y privados falsificados, señalaron las fuentes. Tras comparecer ante Le Vert, pasaron ante el magistrado de las libertades y la detención, que decretó su ingreso en prisión.
Traslado de armamento desde el Alto el fuego
Pese a que ETA anunció el pasado 20 de octubre de 2011 el «cese definitivo de la violencia», se han hallado dos zulos con abundante armamento desde entonces. En concreto, el 8 de diciembre de 2011, la Ertzaintza localizó en una zona de monte del Duranguesado (Vizcaya) un zulo con 40 kilos de explosivos, temporizadores y detonadores. El otro, un antiguo depósito de armas, fue localizado en febrero de 2012 en una vivienda en Capbreton (Francia) con pistolas, subfusiles y cartuchos. En concreto, la banda almacenaba en su interior cuarenta subfusiles MAT-59 y cuarenta MAT-10, veinte pistolas Herstal 9 mm y mil cartuchos, además de periódicos del año 1975.
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