Ministerio de Sanidad
Una Sanidad a la griega por Sergio ALONSO
Ahora que la crisis griega ha recobrado de nuevo la máxima actualidad, no son pocos los que comentan con sorna los excesos consentidos por las autoridades helenas en los últimos años. Algunos se sorprenden, por ejemplo, de que el Gobierno griego desconozca aún el número de funcionarios que tiene a su cargo, o de que tolerase, por ejemplo, que un ejército de 53 jardineros tuviera como única misión la de cuidar un jardín de menos de diez metros cuadrados en un hospital público. Jardín, por cierto, en el que apenas hay tres macetas. Los que se sorprenden de tales hitos, que describen por sí solos el descontrol y el despilfarro público del país, pueden mirar a España y a su Sanidad. Encontrarán casos parecidos y apenas aireados. A estas alturas, por ejemplo, el Ministerio que comanda Leire Pajín desconoce el número de médicos, enfermeras, auxiliares, celadores y administrativos que trabajan para el Sistema Nacional de Salud. Elena Salgado promovió la creación de un registro de profesionales, pero ni ella, ni sus sucesores, Bernat Soria, Trinidad Jiménez y ahora Leire Pajín, han sido capaces de diseñarlo. Se trata de algo inadmisible, porque impide efectuar cualquier tipo de planificación de recursos humanos a escala nacional. Otro ejemplo del descontrol sanitario español equiparable al caso griego es el de la factura pública de los medicamentos dispensados desde los hospitales. A día de hoy, el Ministerio y muchas administraciones ignoran el dinero que emplean para tales menesteres, y se ha llegado a la situación de que las autoridades aprovechan ese vacío informativo para imputarles a dichos centros los gastos, sacándolos de la atención primaria, en donde sí hay contabilidad. Una trampa inadmisible para camuflar el gasto.
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