Estocolmo

Otra silla vacía

La Razón
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Cuba y China, las dos mayores cárceles de periodistas e intelectuales en el mundo, impiden a sus ciudadanos salir del país para recoger galardones que premian la lucha por las libertades en condiciones verdaderamente duras. Resulta triste, pero no extraño, pues se trata de dos regímenes totalitarios.
Hace unos días el ganador del Nobel de la Paz, el disidente chino Liu Xiaobo, no pudo trasladarse a Estocolmo y su ausencia estuvo representada por un sillón vacío. Ayer sucedió lo mismo con el cubano Guillermo Fariñas, que tampoco pudo estar presente en Estrasburgo para recoger el Premio Sajarov. La silla vacía es la imagen de lo importante y necesaria que es la lucha por los derechos humanos. La Eurocámara ya concedió hace cinco años este galardón a las Damas de Blanco cubanas, en lucha permanente por la excarcelación de sus familiares. La dictadura castrista no engaña a la UE, pese a la insistencia de Zapatero para que ésta cambie la postura común propiciada por Aznar, que condiciona cualquier apertura europea a que Cuba evolucione en derechos humanos.
Es más, este nuevo premio concedido a un periodista que estuvo a punto de morir en huelga de hambre para exigir la liberación de sus compañeros es una clara muestra de que Europa, a excepción de la España de Zapatero, seguirá propiciando el diálogo con la sociedad civil cubana y los grupos que apoyan sus transformaciones pacíficas.