Caracas

La oposición resucita el Parlamento

Por más que el Gobierno de Hugo Chávez intente ver el vaso medio lleno, la realidad es que las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo en Venezuela pusieron en evidencia que el denominado proyecto del «socialismo del siglo XXI» se encuentra en claro retroceso.

Por primera vez en cinco años la correlación de fuerzas existente en la Asamblea Nacional se corresponderá con la diversidad política y electoral del país. La decisión de los partidos opositores de no presentarse a las elecciones de 2005 por considerar que no ofrecían todas las garantías dejó a medio país sin representación.
La victoria parcial de Chávez no afectará a corto plazo el balance de poder en el país petrolero, pero evidencia el desgaste de la popularidad del líder bolivariano tras casi doce años en el poder.

En la madrugada del lunes, tras una larga noche de espera, llegó el boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE): 98 diputados, al menos, para el PSUV de Hugo Chávez y 65 para la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que aglutina a una veintena de partidos de izquierda y derecha.

La oposición regresa así con fuerza al hemiciclo del que estuvo ausente en los últimos años por su boicot de las pasadas legislativas, que dejaron la Cámara bajo el dominio oficialista en una decisión considerada ahora por sus líderes como un «error». Pese a que el oficialismo no logró su objetivo de conseguir dos tercios de los escaños de la Asamblea Nacional, el presidente habló de una «sólida victoria».

Lo hizo a través de Twitter, evitando un discurso hacia a sus militantes, que lo esperaban en el «Balcón del Pueblo». La victoria en número de votos nacionales es un resonante triunfo para la oposición y un aliciente para reforzar su unidad en torno a un proyecto o líder que pueda capitalizar las fallas del Gobierno y enfrentar al militar retirado en las presidenciales del2012.

Tras años de graves errores políticos, la oposición encadena una serie de modestos, pero simbólicos, avances electorales tras frustrar en el 2007 una propuesta de reforma constitucional que impulsaba el mandatario y ganar importantes gobernaciones y alcaldías en el 2008. «La oposición tiene la oportunidad de vender la idea de que es más fuerte, que Chávez no es mayoría y que hay un abismo brutal entre los votos y la composición de la casa del pueblo, campo fértil para que alguien capitalice la idea de cambio», dice a LA RAZÓN Luis Vicente León director de la empresa demoscópica Datanálisis.

A partir de ahora el presidente venezolano tendrá que aprender a negociar con la oposición algunas de sus leyes más controvertidas, aunque por lo pronto, la oposición podrá frenar su agenda radical. La mayoría cualificada de dos tercios es necesaria para conseguir, con la aprobación de los diputados afines, la adopción de leyes orgánicas o nombramientos de integrantes de poderes estatales. Con 96 diputados, el partido de Chávez no podría ni otorgar al mandatario una ley habilitante, si así lo pidiera, como lo ha hecho en el pasado para gobernar por decreto, ya que son necesarios tres quintos de los votos, es decir 99 diputados, para su aprobación.

Entre las elecciones de este domingo y la inauguración de la próxima Cámara Baja que ha surgido de las urnas quedan tres meses en los que el Gobierno aún tendrá el dominio parlamentario. Y muchos piensan que, en ese plazo de tiempo en el que dispondrá aún de todas sus fuerzas en el Parlamento saliente, podría impulsar la aprobación de leyes y directrices relativas al proceso de construcción del «socialismo del siglo XXI».

La historiadora Margarita López Maya, candidata a diputada por el partido Patria para Todos (PPT), que abandonó el oficialismo por su negativa a fusionarse con el PSUV, cree que es difícil saber qué va a pasar en Venezuela, porque éste es un proyecto en declive que aún puede aguantar.

«Éste es un país petrolero y Chávez siempre ha mantenido una distribución de la renta hacia abajo que es un formidable mecanismo de control y de apoyo popular. Entre la maquinaria de la propaganda que maneja el Gobierno a través de los medios que ha creado, y esta red clientelar que tiene a través de la distribución de dinero en los consejos comunales y las misiones, es un Gobierno que puede aguantar».

«Aunque uno vea al país muy deteriorado, es un país petrolero y como petroestado tiene recursos para seguir endeudándose uno o dos años en medio de un gran deterioro de la sociedad». Pero finalmente concluye: «Estamos en el umbral de un cambio importante en el cuadro político del país, soplan aires de cambio en Venezuela».