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Abiyán

Los marfileños votan en unas presidenciales con cinco años de retraso

Cinco años después de su primera convocatoria y seis aplazamientos después, Costa de Marfil celebra hoy unas históricas elecciones presidenciales en las que Laurent Gbagbo parte como máximo favorito para revalidar el cargo.

Unos comicios que transcurrirán entre enormes medidas de seguridad con la presencia reforzada de soldados y agentes de Policía de Naciones Unidas y con la esperanza de resucitar la economía marfileña, el primer productor de cacao del mundo.

Las elecciones pretenden cerrar una década de conflicto abierto con la guerra civil de 2002, cuyas consecuencias han supuesto un grave obstáculo a la hora de desarrollar la estructura logística necesaria para desarrollar los comicios, en particular en lo que se refiere a la elaboración del censo electoral, afectado por el conflicto entre nacionalidades que todavía pervive en el país africano.

La celebración de unas elecciones justas e imparciales propiciaría el levantamiento el embargo de armas, económico y de viaje que Naciones Unidas ha impuesto al país y que fue renovado otros seis meses más el pasado 15 de octubre. Sin embargo, dicho embargo sería revisado en un plazo de 90 días si los comicios transcurren a satisfacción de los observadores internacionales.

En este sentido, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó a los votantes marfileños a celebrar las elecciones presidenciales de manera pacífica y transparente. Obama señaló, en declaraciones recogidas por la cadena BBC, que los votantes merecen un entorno seguro en las elecciones del domingo. La petición de Obama llegaba justo cuando los candidatos participaban en sus mítines finales.

La guerra civil de 2002 comenzó con el asalto realizado sobre la principal ciudad del país, Abiyán, por soldados disidentes en un intento de derrocar al presidente Gbagbo. Los militares fracasaron, pero los rebeldes del Movimiento Patriótico de Costa de Marfil (MPCI, por sus siglas en francés) aprovecharon la confusión para hacerse con el norte del país.

Los enfrentamientos prácticamente terminan en 2003, pero las negociaciones para formalizar un acuerdo de paz se prolongaron durante cuatro tortuosos años, al término de los cuales Gbagbo firma, el 4 de marzo de 2007, el cese de hostilidades con el líder rebelde Guillaume Soro, desde entonces primer ministro del país.

A lo largo de los últimos tres años, el principal problema para la celebración de las elecciones ha consistido en la creación de las listas, una cuestión derivada de la división permanente que existe entre el norte y el sur del país. Precisamente los antiguos rebeldes del norte conquistaron el territorio argumentando las enormes diferencias sociales y económicas con el sur, que a su juicio se ha desentendido de la situación en la parte septentrional del país, cuya población desciende en su mayoría de inmigrantes de Malí y Burkina Faso.

En este sentido, el caso del ex primer ministro (1990-1993) y canddiato a estos comicios, Alassane Ouattara, es particularmente revelador: en virtud de la Constitución aprobada por referéndum en 2000, Ouattara fue descalificado de las presidenciales de hace 10 años porque uno de sus dos padres no era marfileño. Un precedente directo de lo que sucedió el pasado mes de febrero, cuando Gbagbo disolvió la comisión electoral al considerar que más de 400.000 personas se habían registrado ilegalmente para depositar su voto.

El pasado 9 de septiembre, Gbagbo validó definitivamente las nuevas listas y, el 14 de octubre, el actual jefe adjunto de los rebeldes, Sidike Konate, dio por concluido el problema de la llamada "identidad marfileña", una cuestión que no obstante ha sido eje de los mítines en campaña, donde el presidente Gbagbo se ha proclamado "el único y verdadero marfileño contra impostores"frente a la defensa de la diversidad racial abanderada por Ouattara.

Naciones Unidas anunció el pasado jueves el envío de otras 500 tropas de paz a Costa de Marfil, lo que eleva a 8.000 soldados y a 1.500 policías el actual contingente de las fuerzas de la ONU en el país, según informó el jefe de la misión, Y.J. Choi, que calificó los comicios de "punto histórico de inflexión en el proceso de paz".

"Los problemas casi se han resuelto, y la dinámica es tal que será difícil detener su celebración (de los comicios) el próximo día 31", añadió Choi a Reuters.

El nuevo contingente de paz se distribuirá en Abiyán y en zonas del norte y del oeste del país, cercanas a las fronteras con Liberia y Guinea, donde existen bolsas de rebeldes que, no obstante, se han comprometido a permanecer tranquilos durante el desarrollo de los comicios. Con todo, el Ejército marfileño desplegará a 8.000 soldados de la "brigada mixta"--formada por militares y patrullas rebeldes de seguridad-- y ha anunciado el cierre por seguridad de aeropuertos y fronteras.

Las tropas de Naciones Unidas serán las encargadas de transportar las papeletas a la comisión electoral para iniciar el recuento sin que se sospeche de manipulación o fraude.

Gbagbo parte como favorito, pero de momento los analistas mantienen opciones para Ouattara y para el tercer candidato en discordia, el ex presidente Henry Konan Bedie.
Para garantizar su reelección, Gbagbo ha centrado especialmente su campaña en las antiguas zonas rebeldes, antiguos epicentros del conflicto armado como la ciudad de Man, cerca de la frontera liberiana. "Es aquí donde sufrimos más", declaró el presidente a sus seguidores. "Pero aquellos que resultaron heridos por la guerra, serán los que acabarán creando la paz", indicó.

El presidente, además, se comprometió a potenciar la producción de cacao, actualmente cifrada en 1,2 millones de toneladas, hasta los dos millones. "Construiremos una fábrica en cada región que produzca cacao", añadió.

Y sobre la amenza de la reignición de la violencia, Gbagbo se mostró tajante en sun compromiso de no ceder a las "provocaciones". "Las habrá, pero no caeremos ante las pretensiones de aquellos que ya han perdido", concluyó.

Precisamente ha sido el ex rebelde primer ministro Soro quien ha apelado este sábado a que todos los candidatos en las elecciones presidenciales de hoy acepten los resultados para así poner fin a la prolongada crisis del país del oeste africano.

"Estoy lanzando un llamamiento a todos los políticos. El recuento de los votos va a ser transparente y los candidatos deben prometer aceptar los resultados proclamados por la comisión electoral", ha afirmado Soro en una rueda de prenda en la ciudad de Abiyán.

"El perdedor debe felicitar al ganador y el ganador debe mostrar humildad en su victoria para trabajar junto al perdedor, y así podremos salir de esta crisis"ha declarado Soro. "Vamos a salir de esta crisis unidos, vamos a salir de ella más fuertes", ha puntualizado el primer ministro.