Bruselas

Es lo que hay

La Razón
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Rajoy avanza viento en popa a toda vela. Las encuestas le sonríen. Poco le importó que en Bruselas no se viera con buenos ojos su nula predisposición a apoyar los reajustes sugeridos –más bien exigidos– por la Unión Europea. Tampoco se preocupó en exceso por las críticas de los empresarios. Ni tan siquiera fue receptivo a la llamada de Merkel ni a la de destacados representantes del mundo financiero. Le dijeron que la derrota del Gobierno abriría una crisis institucional pero, sobre todo, abocaría a Europa a una crisis de consecuencias imprevisibles. Apelaron a su responsabilidad y a su sentido de Estado. Ni por ésas. Las elecciones anticipadas son su único objetivo. Ajeno a todo, y a todos, siguió impertérrito su hoja de ruta en la que no se encuentra ni convertirse en cómplice de medidas impopulares ni, mucho menos, ser muleta de un presidente desgastado y cuestionado. Sólo Camps, que vive en su mundo, es una piedra en el zapato. Rajoy se sabe fuerte porque enfrente sólo tiene un Gobierno asediado por la necesidad de tomar medidas impopulares. En las filas socialistas reina la fatalidad. Las encuestas son malas y en la calle el ambiente no hace prever cambios de tendencia. Las medidas, si bien necesarias, han sido mal explicadas. Los errores han agravado la percepción de que el Gobierno va sin rumbo. Y lo peor, sin timonel. Quedan pendientes la reforma laboral y la de pensiones. También la fiscal. Ninguna entusiasmará. Por tanto, a grandes males grandes remedios. Los parches no sirven. Si no se quiere un escenario de elecciones anticipadas, se requiere un cambio de gobierno. O quizás, de algo más. Es lo que hay.