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Griñán ya no excluye a IU de la resistencia contra los «agoreros»
CÓRDOBA-La caravana del PSOE ya vislumbra el final de la meta. Su candidato, Pepe Griñán, tenía ayer seis actos en su cambiante agenda. Empezó la jornada en Montilla. Con chaqueta de pana marrón desplegó sus encantos de aspirante: tiró besos a unas señoras que lo aplaudían desde un balcón, saludó, miró zapatillas de deporte en una tienda y pidió que le prepararan una «lengua» para llevar en una pastelería. Goloso pero no en exceso, según su círculo íntimo, arrancó el día dando las gracias a los periodistas que lo han acompañado los 15 días de petición de voto.
En una rueda de prensa-mitin insistió en que recorre «un camino de éxito» y expresó su «preocupación» por que el PP haya mezclado en campaña lo institucional con lo partidario, llegando incluso a «utilizar el dinero de todos los españoles para financiar un vídeo de la reforma laboral que es propaganda del PP». «Pero que, sobre todo, es mentira», criticó, para añadir horas después en Jaén que la Junta Electoral Central lo había declarado «ilícito». No se mostró tan cerrado a un pacto de Gobierno con IU. Fijó sus líneas rojas: «No vamos a endeudarnos por encima de nuestra capacidad financiera ni a subordinar el objetivo prioritario que es el empleo y la educación a cualquier otro».
Tampoco está dispuesto a discutir «sobre el sistema». En Cabra recordó que quienes «piden un cambio ahora, son aquéllos», que se olvidaron de 400.000 andaluces cuando llegaron al Gobierno central. Y exigió a Rajoy que deje de enviar ministros a Andalucía con «regalitos». Mensajeros «agoreros», que «sólo traen malas noticias». Una pareja le gritó: «Le tenía que dar vergüenza venir a pedir el voto». Lo culparon del despido de 60 empleados. Va en el traje de candidato. En Jaén apeló a la sensibilidad de las clases medias que «han hecho Andalucía» y resumió: «Pensad con la cabeza y votad con el corazón».
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