
Valencia
Cómo entenderse con Alemania por Alberto Carnero

Europa ha sido para España un aliciente para impulsar el cambio y la modernización desde hace más de 50 años. La historia de nuestro país, una historia de éxito, tiene un hito fundamental con las reformas económicas que empezaron en 1959. El horizonte de Europa, imposible de alcanzar con un régimen no democrático, alentó a quienes trabajaron con ilusión por un futuro de democracia, concordia y prosperidad. Entonces, la sociedad española aprendió que las reformas y la apertura pueden exigir sacrificios, pero que esos sacrificios merecen la pena y dan sus frutos. Lo mismo ocurrió años más tarde con la entrada en las Comunidades Europeas o con la entrada en el euro en 1998. Hoy, vivimos un momento transcendental en donde la determinación en llevar adelante las reformas necesarias y sus resultados tendrán una repercusión directa en nuestra posición en Europa.
No hace falta insistir en la gravedad de la situación económica. Lo que sí es relevante es que España, por primera vez desde nuestro ingreso en las Comunidades Europeas, ha estado ausente del gran debate político que está teniendo lugar para resolver la profunda crisis de Europa. Eso puede y debe cambiar con el nuevo Gobierno que presidirá Mariano Rajoy. De hecho, ya ha empezado a cambiar. La ventaja diferencial de España es que va a contar muy pronto con un Gobierno salido de las urnas, con un mandato claro para emprender reformas. Hay que aprovechar políticamente ese activo.
España no puede permitirse estar fuera del núcleo duro de Europa. La situación es delicada y exige conjugar las urgencias del corto plazo con los intereses a largo plazo. España debe ser campeona de la estabilidad presupuestaria, admitiendo las reglas más estrictas para garantizarla a escala europea. Esa estabilidad nos beneficiará sin lugar a dudas y será un incentivo eficaz para realizar las reformas que necesitamos. Es una condición indispensable para que nuestra economía vuelva a crecer y a crear empleo. La historia reciente ha demostrado que España es capaz de competir y de generar empleo en un entorno de estabilidad. Sólo cuando se abandonó ese principio nuestros problemas empezaron a convertirse en la pesadilla del paro masivo que ahora vivimos.
En esta nueva etapa el entendimiento con Alemania será clave. El modelo a largo plazo de estabilidad, reformas y solidez del sistema financiero nos interesa a los dos países por igual. España tiene que elegir estar allí optando por ser más aplicado que el resto. Pero estar comprometidos con la estabilidad y las reformas no implica abogar por una armonización de las regulaciones sociales que llevaría a renunciar a las ventajas comparativas de nuestra economía. Eso sí: hay que ser claro sobre la determinación política de cumplir con nuestros compromisos. Esa determinación de España, que los electores ratificaron hace dos semanas, puede ejercer una influencia positiva en otros países europeos. Algo parecido ocurrió ya en Valencia en 1996, cuando la determinación de Aznar convenció a Prodi de que Italia tenía que cumplir con los requisitos para ingresar en el euro sin atajos.
Alberto Carnero
Director del área de Internacional de FAES
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