Sevilla
Varguitas
El Cervantes del siglo XX, peruano liberal y universal (como un Pablo de Olavide contemporáneo), al fin tiene el único premio a la altura de su genio. Zavalita, con toda una legión de lectores, se preguntaba desde hace muchos años que cuándo se jodió el Nobel. Está traído por los pelos a un comentario local, sí, a no ser que evoquemos el pregón taurino que dio en el Lope de Vega o aquel divertido cuento de su amigo y compatriota, excelso humorista: «Muerte de Sevilla en Madrid» (Alfredo Bryce Echenique en el volumen «La felicidad ja ja»). Hay autores que viven gracias a una única distinción y hay galardones, éste hoy, honrados por acoger a un determinado autor en su palmarés. Debería darse el lujazo de rechazarlo. ¿Algo para la Academia sueca? Que se metan por do más les plazca las putísimas obras completas de García Márquez.
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