Ibiza
Briatore abre un restaurante en Marbella por Jesús Mariñas
La crisis no se nota a nivel musical, estamos rodeados de grandes figuras: Sting cantó en Marbella este fin de semana abriendo una tanda de conciertos «revivals» donde se incluyen Raphael y Julio Iglesias. Buscan competir con Ibiza, que no se queda atrás porque siempre figura en la vanguardia rockera: el inglés repite actuación en la isla blanca y esta noche le toca a Elthon John en el Festival Bacardí que asimismo incluye a Lenny Kravitz, otro constante en el bullicioso verano español. De no estar movidos por el mismo manager que los tres, parecería competencia lo que únicamente es muestrario de estilos, momentos y éxitos. Recordar vale, como la sana rivalidad entre Marbella e Ibiza, porque la ciudad costasoleña ya genera morbo gracias a la «operación Malaya» que sentó a Pantoja en el banquillo componiendo trio único con Mayte Zaldívar y Julián Muñoz. Es como si el tiempo se hubiera detenido, una moviola retrospectiva que evoca aquellos tres años en los que la cantante casi estuvo inactiva liada con el todavía alcalde de presidencia efímera, enseguida destronado por el malévolo y aparentemente justiciero tripartito de Marisol Yagüe, Isabel García y un Carlitos Fernández que sigue en paradero desconocido aunque muchos –incluida su propia madre– dan pistas suficientes para localizarlo. Como de cuento, magia o embrujo, Marbella propicia eso y mucho más. De ahí que Briatore estará allí, mezclado con Dinio y Yola Berrocal, físicamente irreconocible a base de intervenciones rehabilitadoras. El empresario italiano abre restaurante sito en el vetusto Oasis, porque Cipriani se le adelantó en Ibiza y pronto rematará la ya abierta vecina Pachá. Una manera de enriquecer la gastronomía isleña, no muy exquisita salvo media docena de mesas. Legendaria era la devoción que Valentino sentía por lo isleño y su restaurante Dos Lunas, mientras Can Joana se mantiene contra viento y marea ya sin la vecindad bulliciosa de Alex Stilles y Xavi. Entendemos la competencia porque genera mejoras y estímulos gastronómicos. Lo de Briatore en Marbella casi tiene apoyo y patrocinio de los Aznar desde Guadalmina Baja, casi al lado de Pepe Merchán, que no siempre les da mesa para cenar pescado en San Pedro de Alcántara.
Por cierto, que el ruso Nicolai Baskov complementó el concierto de Caballé y Monsita, donde reapareció la casi exinguida Amanda Lear y Marisa Berenson, siempre apoyando a Lamia Kashogui. Impusieron un aire nostálgico aunque pocos recordaban los cantos de Amanda o su influencia de musa daliniana que bien viví con Enrique Sabater, entonces mano derecha del genio de Port Lligat. Lamia arrambló con las mejores rebajas del marbellí Centro Comercial de La Cañada en que Mayte Zaldívar tuvo tienda. Se llevó unos veinte trajes al cincuenta por ciento porque antes los saldos empezaban el 18 de julio con la franquista paga extra, pero la crisis los adelantó.
✕
Accede a tu cuenta para comentar