Ley electoral

Mediocridad

Los ciudadanos pedimos muy poco. Pedimos limpieza en los planteamientos, honradez en la gestión.

La Razón
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¡La que se nos viene encima! Falta poco menos de un mes para las elecciones municipales y autonómicas, y el espectáculo que está ofreciendo la clase política española es lamentable.
Cuando llega una cita electoral en la que todos se juegan mucho parece que vale todo, que se puede decir de todo y que no hay límites para la educación, para el sentido positivo y para la actitud constructiva. Llevamos días y días escuchando auténticas barbaridades, aunque a decir verdad este lunes 25 de abril, fecha simbólica de arranque de la precampaña electoral, ha sido ya el colmo de los colmos.
Los ciudadanos no queremos políticos que se tiren los trastos a la cabeza; no queremos saber quién es el más grande, el más listo y el más guapo; no nos interesa escuchar una falsa y denostada dialéctica que sólo consiste en destruir al adversario; estamos hartos de tanta mediocridad. Los ciudadanos pedimos muy poco. Pedimos limpieza en los planteamientos, honradez en la gestión, amplitud en las propuestas, espíritu de grandeza y prestancia en las proposiciones. ¿Es mucho? A juzgar por lo escuchado es como pedir la luna, en un mundo de políticos enfadados, faltones y enrabietados. Visto lo visto, lo que tenía que ser normal se convierte en un objetivo inalcanzable para una clase política que ante los problemas saca a pasear los más bajos instintos.
Con todo, la siguiente pregunta surge espontánea: ¿es culpa del Gobierno o de la oposición? Para empezar, con trazo grueso podemos decir que la culpa es colectiva. Unos acusan y otros responden. Pero si hilamos un poco más fino, hay que decir sin ningún tipo de ambages que la porción más grande de esa culpabilidad se la lleva el Gobierno.
Cuando se dice y se repite que son los gobiernos quienes pierden y ganan elecciones, también se incluye que son ellos los que marcan las pautas del ambiente político.
 Y es el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero quien está ahora mismo enredando sin freno, enrareciendo el ambiente y echando leña al fuego. Es el Gobierno quien tiene la culpa. Son ellos los que gobiernan y gestionan, por lo tanto son los que tienen que marcar las líneas maestras de la acción política. Y son los que tienen que dar cuenta a los ciudadanos de lo hecho o de lo omitido.
En todo caso, lo peor de todo es que esto no ha hecho más que empezar, queda mucho hasta el 22 de mayo y podemos estar seguros de que la feria va a ser de las grandes. Los cochecitos de choque se van a convertir en una simple anécdota. En este desbarajuste inexplicable para los ciudadanos de a pie, sólo quiero dejar constancia de una petición. ¡Que digan tonterías, si quieren! Pero que dejen en paz la lucha contra el terrorismo.
El pacto antiterrorista debería ser intocable, si juegan y manosean sin escrúpulo ese acuerdo, podemos esperar lo peor. Y desde luego, en estos momentos tenemos muy malos presagios.