Los Ángeles

Comienza la «Brontëmanía»

Que «Cumbres borrascosas» y, muy pronto, «Jane Eyre», las novelas más célebres de Emily Brontë, vuelvan al cine, ¿qué dice de nuestra adicción al «amour fou» y los arrebatos de la naturaleza? Ayer, en la Mostra veneciana, la «brontëmanía» invadía la última película de Andrea Arnold, en la que Heathcliff es de raza negra, no hay música y apenas diálogos, y la acción se reduce al cuerpo a cuerpo del deseo imposible.

Un dramón: La actriz Kaya Scodelario, que encabeza el reparto de «Cumbres borrascosas» (debajo, un fotograma del filme), pasó ayer por la Mostra
Un dramón: La actriz Kaya Scodelario, que encabeza el reparto de «Cumbres borrascosas» (debajo, un fotograma del filme), pasó ayer por la Mostralarazon

¿Cómo, si no, se entiende esta enésima versión de «Cumbres borrascosas»? ¿Cómo adaptar el libro otra vez sin caer en los mismos tópicos del Romanticismo en clave gótica? Muy sabiamente, Arnold se ha alejado de las versiones de William Wyler y Luis Buñuel dejando la novela en los huesos, minimizando el melodrama para exacerbar la fuerza de lo atávico.

Desnudez y pureza
En sus mejores momentos, «Cumbres borrascosas» es un modelo ejemplar de la relación que el cine debe establecer con la literatura. «El libro es muy oscuro y complejo, pero es imposible adaptarlo literalmente», admitió Arnold. «Si lo hubiera hecho, habría durado siete horas. En mi versión, Heathcliff es un personaje inacabado, incompleto. Lo único que le espera es la muerte».
Es ese descarnamiento el que concede al filme una pureza, una intimidad con el espíritu del libro más esencial que si Arnold hubiera sido fiel a su letra. Arnold corta lazos con lo literario para escuchar el sonido del viento o el ímpetu de la lluvia, más importantes que cualquier diálogo.
«Cumbres borrascosas» es una experiencia física, sensual en la más nítida tradición romántica, tan atenta a la voz del paisaje y los fenómenos meteorológicos. La naturaleza forma parte del tejido de la película», explicó Arnold. «Todos somos animales. Somos capaces de hacer las cosas más horribles por nuestros instintos». No estamos tan lejos de «El piano», de Jane Campion, que también liberó de las cadenas de lo académico al cine de época.

Las anteriores películas de Arnold, «Red Road» y «Fish Tank», eran la historia de una venganza ejecutada por dos mujeres que estaban enfadadas con el mundo, que se relacionaban a golpes con él. Y Heathcliff, rechazado por todos excepto por Cathy, no puede sino reaccionar con violencia a la violencia que sufrió de niño. «La historia tiene mucho en común con mi cine, que al fin y al cabo siempre explora las consecuencias que tiene la brutalidad». Es admirable una adaptación que se puede oler y tocar, aunque habría sido de agradecer que Andrea Arnold hubiera pulido aún más su metraje: 20 minutos menos y sería perfecta.

En otro entorno brutal, el del tsunami y el desastre nuclear del pasado mes de marzo en Japón, se desarrolla «Himizu». El nipón Sion Sono, que se ha ganado a pulso su reputación de director de culto con títulos como «Love Exposure», dejó que el temor apocalíptico en que se sumió su país modificara el guión original de su última película, adaptación del manga de Minoru Furuya.
La historia de dos adolescentes, maltratados por sus padres, al filo de un mundo que se acaba, funciona a la vez como metáfora de una nación que debe volver a reinventarse y como abrupto, histérico «anime» de carne y hueso. A ratos, parece cine amateur, a ratos cine de guerrilla, tenso pero inacabado.

Fuera de concurso, otra película gótica cerraba el círculo abierto por «Cumbres borrascosas». Gótica, pero en clave «emo», como un «Crepúsculo» para alumnas de internado, «The Moth Diaries» intenta revisar el tema del vampirismo comparándolo con las a veces asfixiantes amistades adolescentes. Su directora, Mary Harron, confesaba ayer que ese aspecto –el de la amistad femenina con derecho a roce– era lo que más le interesaba de esta historia. Es una pena, porque meter a unas cuantas chicas en una residencia y desaprovechar la llegada de una vampira con el perturbador rostro de Lily Cole es de juzgado de guardia. Podría decirse que la película quiere indagar en lo que tiene de monstruoso la efervescencia de la sexualidad femenina, pero sería decir mucho: por «The Moth Diaries» corre sangre de horchata.


El detalle: EXPERIMENTO ESPAÑOL
A medio camino entre el documental de creación y el ejercicio de estilo de ánimo estructuralista, «Hollywood Talkies» bucea en la vida de aquellos actores españoles que probaron suerte en América a principios del sonoro. Dirigida por Óscar Pérez y María del Mar Ribot mezcla la voz narradora con fotos de archivo e imágenes contemporáneas de Los Ángeles. El resultado es hipnótico: la confrontación entre la imagen fija del pasado y la vacía del presente parece favorecer la resurrección de los fantasmas de esos actores.