Barcelona
El déficit de la Generalitat será el doble del exigido por el Gobierno
El tira y afloja que mantienen la Generalitat y el Gobierno a propósito del déficit catalán encara su recta final. El conseller de Economía, Andreu Mas–Colell, hizo efectivas sus amenazas y ayer presentó un anteproyecto de ley de los presupuestos con un déficit de 5.408 millones, el 2,66 por ciento del PIB.
Es decir, el doble de lo que exige a la Generalitat el Gobierno (1,3 por ciento). No obstante, los presupuestos recogen un amplio recorte del gasto del 10 por ciento. La Generalitat ha suavizado los recortes en las áreas sociales –como Salud, Educación o Bienestar y Familia– en las que la reducción oscila entre el 6 y el 10 por ciento. Sorprende, sin embargo, que la cuarta partida presupuestaria va destinada a pagar los intereses de la deuda (1.482 millones). Mas–Colell lo llamó la «conselleria de pagar intereses», muy por encima de otras partidas importantes como Justicia.
El conseller definió las cuentas públicas como un «presupuesto sin márgenes» y explicó que el ejecutivo catalán «cumple con el compromiso de déficit, dado que el Gobierno nos pedía una reducción del 1,1 por ciento y nos vamos al 1,3 por ciento». Ya se sabe que la realidad difiere según el cristal con el que se mire. La Generalitat asegura que cumple con la reducción de déficit y el Gobierno le exige un esfuerzo aún mayor. La diferencia de criterios entre administraciones se debe, entre otras razones, a que la Generalitat exige el pago de 2.850 millones en concepto de «corresponsabilidad» al Gobierno que le permitirían cuadrar los números. Y es que Mas–Colell destacó que las cuentas se caracterizan por «la austeridad, la credibilidad, la prioridad por el gasto social y la corresponsabilidad», en alusión a que el nivel de déficit final dependerá de la «lealtad institucional» del Ejecutivo.
De estos 2.850 millones de euros que la Generalitat espera, 1.450 millones corresponden al fondo de competitividad que se hizo efectivo durante los años del tripartito y que, sin embargo, con el cambio de color, el Gobierno ha postergado hasta 2012. «Hasta las doce de la noche del 31 de diciembre reclamaremos el anticipo que nos corresponde. Y el 1 de enero de 2012, los dos», dijo Mas–Colell. Otros 1.200 millones se obtendrían a partir de una metodología alternativa de cálculo de la disposición adicional tercera del Estatut, sobre inversiones estatales en infraestructuras para Cataluña, así como de la aplicación de la lealtad institucional. Finalmente, la Generalitat estima que podría conseguir otros 200 millones de euros si el Estado le traspasa activos inmobiliarios, para después venderlos.
En cualquier caso, el recorte de la Generalitat será de 2.680 millones para situar el gasto en 24.112 millones. Este es «el compromiso clave» de este presupuesto, dijo Mas–Colell. De no llegar la partida adicional, la Generalitat incumplirá el déficit por segundo año consecutivo. El conseller, sin embargo, afirmó que «no pediremos perdón» porque «no tenemos nada que ver con que se incumplieran los límites de déficit de este año y el año pasado», en alusión a la gestión del tripartito. El anterior gobierno se comprometió a rebajar el déficit hasta 2,40 por ciento y, sin embargo, dejó una herencia del 3,86 por ciento. Por lo que Mas–Colell reivindicó que «somos serios» y realizamos un «serio ajuste», pero «lo que no se nos puede pedir es que en un año logremos un objetivo que se ha incumplido reiteradamente».
A expensas del debate
El conseller, siguiendo el protocolo habitual, entregó en un pen–drive las 6.000 páginas que componen los presupuestos. Tras presentar el proyecto presupuestario, el conseller de Economia se mostró dispuesto a «escuchar» a los grupos de la oposición, no sin advertirles que «no hay margen» para retocar las cuentas. «Escucharemos a todo el mundo, pero también pediremos a todo el mundo que se dé cuenta de que si propone un gasto adicional para algo le pediremos de dónde tiene que salir», subrayó.
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